Borrón y cuenta nueva. Ante la soledad parlamentaria, el Gobierno rectifica su posición y se muestra dispuesto a que los funcionarios recuperen la jornada de 35 horas semanales. El Ejecutivo de Mariano Rajoy se ha comprometido con los sindicatos a incluir esta medida en los Presupuestos Generales del Estado de 2018, lo que supone una enmienda al decreto 20/2012 que estableció una jornada de 37,5 horas semanales como medida para fomentar la competitividad y garantizar la estabilidad presupuestaria.
Este cambio de rumbo llega tras haber decretado el Tribunal Constitucional la suspensión cautelar de la reducción de la jornada de los funcionarios andaluces impulsada por la Junta de Andalucía, al admitir a trámite el recurso presentado por el Gobierno. Los sindicatos andaluces de la función pública defendieron la vuelta a la jornada de 35 horas como una medida “de creación de empleo y que redundaría en la calidad de los servicios que se prestan a los ciudadanos”, asegura el sindicato CSIF.
El caso andaluz no es el único en el que se tumba una iniciativa para que los trabajadores públicos recuperen los horarios anteriores a la crisis. Los tribunales también frenaron antes iniciativas similares que beneficiban a los funcionarios de Castilla-La Mancha, Euskadi y del Ayuntamiento de Madrid.
El giro del Ejecutivo respecto a la anterior legislatura se debe a la presión de las Comunidades Autónomas, incluidos algunos de los feudos tradicionales del Partido Popular. La Junta de Castilla y León, que preside el conservador Juan Vicente Herrera, envió en enero una carta al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, donde pedía la recuperación de la jornada de 35 horas.
La jornada laboral española no puede superar las 40 horas semanales, según establece el artículo 34 del Estatuto de los Trabajadores, aunque sí puede ser inferior. “La negociación colectiva está capacitada para determinar la duración de la jornada de trabajo, sin rebasar las 40 horas”, explica el informe Los convenios de empresa de nueva creación tras la reforma laboral de 2012, realizado por el Observatorio de la Negociación Colectiva de CCOO.
Pero lo cierto es que los españoles pasan mucho tiempo en la oficina en comparación con otros países europeos. Si a las ocho horas diarias se le suman los descansos, que algunas veces rondan las dos horas para comer, el trabajador español puede salir de la oficina alrededor de las siete de la tarde. La tendencia de los países de nuestro entorno que nos superan en productividad es muy distinta, ya que poco a poco han ido implementando jornadas laborales cada vez más cortas que permiten una mayor conciliación.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) asegura que a lo largo de 2015 los españoles trabajaron una media de 1.701 horas al año. Muy por encima de los empleados de Alemania, el país donde se pasan menos horas en la oficina, con un total de 1.368 horas, y Francia que acerca a las 1.500 horas. Por detrás de España se sitúan otros países europeos como Grecia (2.033 horas) o Polonia (1.963).
La Encuesta de población activa (EPA), que realiza el Instituo Nacional de Estadística (INE), también recoge datos sobre la jornada laboral. Los trabajadores han reducido su tiempo de trabajo en dos horas de media en comparación con las horas que realizaban antes de la crisis. La media de horas trabajadas ha pasado de las 39,2 en la encuesta de la EPA del primer trimestre de 2008 a 37,6 en el último sondeo, correspondiente al segundo trimestre de 2017.
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