La CNMC dio el visto bueno a la fusión de estos tres sistemas de pago, basado en tarjetas existentes en el mercado español hasta el momento. Esta aprobación, sin embargo, está supeditada a una serie de condicionantes que, según fuentes financieras, cuyo objetivo final es que las comisiones o tarifas que pagan bancos, comercios y, sobre todo, los clientes por la emisión o uso de las tarjetas de débito y crédito en España sean más baratas.
Entre los tres medios de pago ahora en proceso de fusión suman un total 78,5 millones de tarjetas, con un volumen asociado anual (desde las perspectivas emisora y adquirente y tanto en compras como en disposiciones de efectivo) de 5.197 millones de operaciones y 307.818 millones de euros.
La nueva sociedad –denominada inicialmente Sistema de Tarjetas y Medios de Pago SA a falta de una marca comercial– se convierte así en una de las más grandes de Europa, lo que le permitirá, según apuntan varias fuentes financieras, presionar sobre las tarifas que les marca las firmas internacionales Visa o Mastercard, y que en gran parte marcan los costes de las tarjetas a los bancos.
De hecho, Competencia abre la puerta a que los bancos españoles lancen una aplicación de pago doméstica propia que podrá competir en igualdad de condiciones con las de Visa y Mastercard. Esta circunstancia aumentará la libertad de elección de las entidades financieras, los comercios y los usuarios finales en relación con los pagos con tarjeta, apunta la CNMC.
Competencia actuará de vigilante de los compromisos impuestos durante al menos cinco años, con posibilidad de ampliarse en tres más. La CNMC impone que tras esta fusión “ningún accionista controlará el sistema de pagos resultado y se pasará a un sistema único de pagos en línea con la práctica habitual en los países de la Unión Europea”.
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