En concreto un 1,3%, según los datos de Índice de Precios del Trabajo (IPT) que ha publicado este jueves el Instituto Nacional de Estadística (INE). Hay que remontarse a los peores años de la crisis para ver descensos mayores en el coste que asumen las compañías cuando incorporan nuevos empleados a su plantilla. En concreto en 2011, cuando esa cuantía cayó un 1,5% y en 2012, un 1,6%, a pesar de que el entorno macroeconómico en 2016 fue muy diferente al de esos dos años.
Especialmente llamativo es el descenso en el precio de contratar a trabajadores menores de 25 años. El coste total en ese perfil se desplomó un 5,3% en 2016. También los trabajadores con edades entre los 25% y 44% años se incorporaron a sus empleos con un recorte mayor que la media nacional, del 2% para los que tenían entre 35 y 44 años y del 1,6% para los jóvenes de entre 25 y 34 años.
Son datos del índice de coste del trabajo, un indicador que viene a ser como el IPC de los costes laborales. Partiendo de una base 100, se calcula analizando una cesta de conceptos que influyen en el coste de contratar a una persona desde su salario a las cotizaciones sociales, pasando por las horas trabajadas, el tipo de contratos, antigüedad, promociones automáticas, etc.
En 2016, la economía española creció al 3,3%, después de haber acumulado crecimientos del 1,4% y 3,4% en los dos años anteriores. En 2016, la tasa de desempleo, según la Encuesta de Población Activa (EPA) del INE, fue del 18,6% muy por debajo del máximo del 26,94% que se había alcanzado en el primer trimestre de 2013.
A pesar de ese entorno, destaca el fuerte descenso del precio de contratar trabajadores que se registró en el País Vasco, con una caída en el coste total del 2,4%. En Castilla la Macha y Canarias el esfuerzo de los empresarios también fue menor, un 2,2% y un 2% respectivamente. En Catalunya el precio por contratar también cayó por encima de la media española hasta el 1,5%. Solo en Extremadura y Navarra subió el IPT un 0,6% y un 0,4%, respectivamente.
Por tipo de empleo, los temporales fueron en los que se más se abarataron los costes, un 1,9%, frente al 1,2% que se rebajaron en los contratos fijos. La brecha de género en este indicador es especialmente relevante. Mientras que contratar a una mujer en 2016 fue un 2,2% más barato en 2016, el coste de contratar a un varón apenas descendió un 0,7%
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