Las elecciones a la presidencia de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) se celebrarán el 21 de noviembre próximo, según la propuesta del actual presidente, Juan Rosell, que se discutirá en la junta directiva del 12 de septiembre. Rosell pondrá fin a los dos mandatos de cuatro años cada uno que él mismo se impuso en el cambio de estatutos.
El anuncio supondrá el banderazo de salida para la presentación de candidaturas. Hasta la fecha únicamente se da por segura la presentación de Antonio Garamendi, actual presidente de Cepyme y vicepresidente de CEOE. Garamendi perdió las anteriores elecciones frente a Rosell por 33 votos (obtuvo el 47,27% frente al 52,27%), lo que demuestra que hubo una campaña muy reñida en la que al final decidió la escisión que hubo en la patronal madrileña CEIM.
El número total de convocados es de 737 votantes y, en esta ocasión, parece contar con el voto en bloque de esta organización (45 papeletas), al igual que de otras mayoritarias como la Comunidad Valenciana (21), País Vasco (14), y sectoriales como la asociación eléctrica (30), la bancaria (25), metal, químicas y alimentación (15, cada una), además de la Cepyme que preside y que posee 83 votos de los 737 totales.
Esta perspectiva deja en un brete a Joaquim Gay de Montellà, actual presidente de la patronal catalana Foment del Treball (además de vicepresidente de la CEOE), quien había manejado la posibilidad de pugnar con Garamendi, con quien ha mantenido unas relaciones muy tensas.
El dirigente catalán, que no puede repetir como presidente de Foment, ha tenido contactos con otros dirigentes regionales y sectoriales sin demasiado éxito. Cuestión esta que le condujo ayer a plantear a su organización que si no se lo pide la junta directiva no dará el paso. Y, precisamente, dentro de esa junta directiva existe mucho desconcierto por su situación y no está muy claro que le respaldaran los 45 votos asignados
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