Tras una reunión de siete horas con su Gabinete, la primera ministra Theresa May anunció su intención de pedir una extensión del artículo 50 a Bruselas (hasta el 22 de mayo) y su propósito de reunirse con el líder laborista, Jeremy Corbyn, para intentar buscar una solución al caos del Brexit. «Es un momento decisivo en la historia de esta isla y requiere unidad nacional para lograr una solución de interés nacional», dijo May en una declaración leída a las puertas de Downing Street.
El objetivo de May al trabajar con Corbyn es lograr que el Parlamento apruebe un acuerdo de salida de la Unión Europea (UE) que pueda ser aprobado la próxima semana por el Parlamento británico. Este pacto se basará en el tratado negociado por May con Bruselas, que ha sido rechazado por tres veces en la Cámara de los Comunes, pero podría incluir en su declaración política un compromiso para negociar en el futuro una unión aduanera con la UE, algo defendido por Corbyn. El líder laborista aseguró ayer que estará «encantado» de reunirse con la primera ministra porque «ha hecho un movimiento y es mi responsabilidad representar al partido Laborista».
Para tener tiempo a sellar este consenso con la oposición, May dijo que pedirá a la UE un nuevo retraso de la fecha actual del Brexit, fijada el 12 de abril, pero con la intención de que no vaya más allá del 22 de mayo, con lo que Reino Unido no tendría que participar en las elecciones al Parlamento europeo de final de ese mes.
Pocos minutos después de la declaración de Theresa May en Downing Street, Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, lanzó un mensaje en la red social Twitter que ofreció un poco de respiro en Londres. «No sabemos cuál va a ser el resultado final, pero seamos pacientes», se limitó a decir. Sus palabras, fueron interpretadas como un posible signo de buena voluntad por parte de los 27, que ahora tendrán que decidir si ofrecen la prórroga que May ha solicitado.
La propuesta de May, sin embargo, fue muy criticada por parte de los conservadores más radicales (los llamados Brexiteers) y por algunas figuras clave del Partido tory, como es el caso de Boris Johnson. El ex ministro de Exteriores y ex alcalde de Londres aseguró que «es muy decepcionante ver cómo el Gobierno ha decidido que la última palabra sobre el Brexit la tenga Jeremy Corbyn».
Esta falta de sintonía también se apreció en la reunión de la primera ministra con sus ministros. Según la BBC, el plan de May tuvo a 14 ministros en contra y solo a 10 a favor. Dos más se abstuvieron. Aún con esta falta de apoyos, y en un signo más de su ya patente terquedad, la premier siguió adelante con su decisión. La UE prevé celebrar una cumbre europea el 10 de abril, donde podría analizar esta propuesta de May. En la última reunión de jefes de Gobierno, Bruselas anunció que solo estaba dispuesta a dar una nueva extensión si ésta era larga y permitía a Reino Unido «repensar» todo el proceso del Brexit.
En todo caso, la UE había dicho que el Brexit podía aplazarse al 22 de mayo si el Parlamento aprobaba el tratado de salida antes del 29 de marzo, algo que no se produjo. Si la petición de May no es aceptada, Reino Unido tendría que salir de la UE sin acuerdo el 12 de abril. «Salir con un acuerdo es la mejor solución. Por eso he decidido actuar para romper el bloqueo», dijo May en referencia a la situación en la Cámara de los Comunes, donde no hay mayoría ni para el plan de la primera ministra ni para otras propuestas alternativas votadas en los últimos días.
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