La Organización Internacional del Trabajo (OIT) espera que 2017 no sea un año especialmente bueno para el empleo y el paro en el mundo. A pesar de que sus expertos esperan que el crecimiento económico mundial “repunte moderadamente”, desde el 3,1% de 2016 al 3,4%, se mantiene el riesgo de revisión a la baja; y “persiste una elevada incertidumbre sobre la economía mundial.
Estas previsiones, “generan preocupación” en la OIT sobre la capacidad de la economía de crear una cantidad suficiente de empleos y para mejorar la calidad del empleo de los que ya tienen trabajo y de los que accederán este año al mercado laboral, según precisa esta organización en su último informe sobre Perspectivas sociales y del empleo en el mundo, hecho público.
La OIT estima que el crecimiento seguirá desacelerándose en Europa hasta el 1,5% este año (dos décimas menos que en 2016). Si bien destaca excepciones como España y Grecia, donde la actividad podría crecer un 2,2% y 2,7%, respectivamente. En consecuencia de esta desaceleración generalizada, dicho informe las expectativas de creación de empleo son muy débiles en Europa en general. De hecho, los expertos de la OIT prevén un “modesto” avance de la ocupación en los países europeos del 0,3% de media frente a tasas anuales cercanas al 1% entre 2014 y 2016.
En esta línea, la tasa de paro en el continente europeo apenas descenderá también dos décimas este año, quedándose en el 9,1%, desde el 9,3% del ejercicio anterior. Aunque también en este punto, la OIT precisa que sí espera “reducción significativas” del desempleo en “unos pocos” países como España, Portugal, Irlanda, Croacia y Holanda. Y solo en Reino Unido, este organismo espera una mayor desaceleración económica (del 2,3% en 2016 al 1,1% este año) como consecuencia del brexit; y, por ende, un aumento del número de desempleados.
Pero al margen de este estancamiento del empleo en Europa en términos generales, el último informe de la OIT llama especialmente la atención sobre cierto cambio en el patrón de creación de puestos de trabajo, en los que claramente gana terreno el empleo a tiempo parcial. Este informe llama la atención sobre que los contratos con jornadas inferiores a las ocho horas diarias han pasado de representar el 18,2% del total del empleo en 2008 en la UE-28 al 22% en 2015.
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