La Generalitat es la única comunidad que no ha modificado su escala impositiva para adecuarse a la reforma fiscal que aprobó el Gobierno. Un contribuyente que gana 16.000 euros pagará en Cataluña 1.611 euros por IRPF, un 10% más que la media y un 12% más que Madrid, la región con menor presión fiscal sobre el trabajo. Para las rentas medias-altas y altas, Extremadura y Valencia son las comunidades que exigen un mayor esfuerzo fiscal.
El debate presupuestario en Cataluña ha estado marcado por las exigencias de la CUP, que reclamó al Gobierno de Carles Puigdemont un incremento del IRPF a las rentas altas que finalmente no se ha producido. Sin embargo, el hecho diferencial impositivo en Cataluña no se encuentra en los tramos elevados, sino en los bajos y medios. Cataluña es la comunidad autónoma que mantiene una mayor presión fiscal para los salarios hasta 30.000 euros. Dentro de este límite se encuentran prácticamente ocho de cada diez declarantes del impuesto, según datos oficiales de la Agencia Tributaria.
La mayor presión fiscal en Cataluña se explica porque es la única comunidad autónoma que no ha modificado su escala impositiva para adaptarse a la reforma fiscal que aprobó el Gobierno para 2015 y 2016 y que supuso una reducción de los tipos y los tramos impositivos. El IRPF es un tributo que está cedido al 50% a las comunidades autónomas, que tienen competencia para modificar la escala y los gravámenes. Con mayor o menor fidelidad, todas las autonomías han emulado en los últimos años la estructura estatal. Cataluña, en cambio, mantiene la escala anterior y, por ello, aunque no haya elevado el impuesto, su presión fiscal es superior.
Un trabajador que gana el sueldo medio, que según el INE asciende a 22.858 euros, abonará por IRPF 3.187 euros en Cataluña frente a los 3.024 euros de media. Suponen 163 euros más. Respecto a Madrid, la comunidad que mantiene el IRPF más bajo de España, un catalán con el sueldo medio paga cada año 226 euros más.
El Gobierno de Mariano Rajoy aprobó en la escala estatal un tipo del 9,5% para el primer tramo de renta que va hasta los 12.450 euros. Ocho comunidades han fijado el mismo gravamen y, por lo tanto, su tipo mínimo suma un 19%. Otras seis autonomías mantienen un gravamen mínimo del 10%, lo que eleva el tipo para el primer tramo al 19,5%. En el caso de Cataluña, el gravamen mínimo autonómico asciende al 12%, lo que arroja un porcentaje del 21,5% tras sumar la parte estatal.
Actualmente, no hay dos comunidades autónomas que tengan una misma estructura del IRPF. En mayor o menor medida, todas han hecho uso de su capacidad normativa. Respecto a la escala estatal, la mayoría ha optado por establecer tipos incrementados en la parte alta del tributo. El Gobierno fijó un tipo del 22,5% para rentas superiores a 60.000 euros y muchas comunidades han fijado tramos y gravámenes adicionales. Los grandes cambios se aprobaron en 2015 y 2016. Para 2017, solo la Comunidad Valenciana ha modificado su IRPF. El Ejecutivo de Ximo Puig rebajó el impuesto para las rentas bajas y lo elevó para aquellas que superan los 50.000 euros. De hecho, la Comunidad Valenciana es hoy la autonomía que exige un mayor esfuerzo fiscal a los salarios más elevados.
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