La banca española está en condiciones para responder a un aumento de la demanda de crédito en el medio plazo de acuerdo a sus actuales niveles de capital y rentabilidad, según advierte el FMI en sus conclusiones sobre la economía española, publicadas.
El FMI hace un ejercicio teórico, por el que calcula que los beneficios generados en el primer semestre de 2015 podrían soportar un crecimiento del crédito de entre el 6,5% y el 8,5% en el supuesto de que los bancos emplearan esos beneficios en cumplir con los requerimientos de capital, manteniendo sin cambios sus niveles de solvencia. No habría por tanto esfuerzos adicionales para fortalecer los colchones de capital, ni tampoco provisiones adicionales, mientras que el pay out o porcentaje de capital que se destina a dividendo se mantiene en el 25%.
“La actual posición de capital del sistema financiero y la rentabilidad del pasado año son suficientes para afrontar un incremento de la demanda de crédito en el medio plazo”, sostiene el FMI. Incluso en el supuesto de un descenso del 25% en los beneficios en los próximos tres años, la capacidad del sistema para dar crédito adicional estaría aún en un 6,5% anual, por encima del crecimiento del PIB nominal previsto hasta 2021, y de acuerdo con ese escenario teórico. La concesión de crédito descendería a un ritmo del 4,4% anual en el caso de que el beneficio de la banca cayera a la mitad en comparación con los niveles de los resultados conseguidos en el primer semestre de 2015.
Apunta en cualquier caso la importancia de fortalecer el capital como vía de “garantizar que hay la suficiente concesión de crédito a empresas y particulares a la vista de que la demanda aumenta. En este momento, una contracción de la concesión de crédito parece improbable, pero un esfuerzo del capital sería prudente para asegurar la estabilidad financiera”, añade el FMI.
La institución destaca que la banca española continúa fortaleciéndose para ser soporte del crecimiento económico. Señala en su análisis que el sector ya dejó atrás lo peor de la crisis, aunque aún deben continuar los esfuerzos para reducir el volumen de activos morosos y para mejorar su rentabilidad, una cuestión “clave, especialmente en el actual entorno macroeconómico”.
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