El sector exterior ejerció de contrapeso al desplome de la demanda interna durante la crisis y su recuperación fue más rápida, como demuestra el hecho de que registró en 2013 el primer superávit corriente en tres décadas, al registrar un excedente de 7.130 millones de euros, un 0,7% del PIB. Esa tendencia se ha prolongado en el tiempo y ha continuado en 2016.
El Banco de España ha hecho público el avance de la balanza de pagos correspondiente al pasado ejercicio, en el que el superávit corriente ascendió a 22.306 millones de euros. Desde el Ministerio de Economía calculan que la cifra supone el 2% del PIB y representa el nivel más alto de la serie histórica homologable, iniciada en 1995. “Esa cifra cumple también el objetivo oficial y muestra que la economía española sale de la crisis con una composición del PIB equilibrado y robusto”, aseguran fuentes de Economía.
Varios son los factores que explican el tránsito desde el déficit de 104.277 millones de 2007 hasta el superávit de 22.306 de 2016. Un ajuste superior a los 132.000 millones de euros (en torno al 13% del PIB) en el que han compartido protagonismo el recorte del déficit comercial (la diferencia negativa entre exportaciones e importaciones de bienes) y el despegue del turismo extranjero. En 2008, el déficit comercial era de 94.159 millones de euros; ocho años después ha descendido hasta 18.753 millones, el segundo nivel más bajo de la serie histórica tras el mínimo de 2013.
A este recorte han contribuido el crecimiento de las exportaciones y la contención de las importaciones de bienes. Las ventas de bienes al exterior han pasado de 189.227 a 254.530 millones de euros entre 2008 y 2016, lo que supone un incremento del 34,5%, gracias al aumento de la base exportadora. En 2010 había 109.363 empresas que exportaban bienes en España; seis años después, la cifra crece hasta rozar las 149.000, con un avance del 36% en ese período. Los aumentos más importantes se producen en las compañías que exportan entre 5 y 50 millones de euros al año (4.798 al cierre de 2016, con un avance del 23,2%) y las que facturan al exterior entre 50 millones y 250 millones al año (552, un 37,3% más en el período).
Pero el factor determinante para la consolidación del superávit por cuenta corriente ha sido la contención de las importaciones de bienes. Entre 2008 y 2016 bajaron un 3,6%, frente al crecimiento del 34,5% de las exportaciones. Tradicionalmente, las importaciones están ligadas a la evolución del consumo y un repunte del mismo produce un crecimiento exponencial de las compras de bienes al exterior. Algo que no se ha producido en 2016, en el que, lejos de crecer, cayeron un 0,7%. La clave para que se haya producido este cambio ha sido el desplome del precio del petróleo. España es importador neto de hidrocarburos y solo produce el 0,2% del crudo que consume, lo que le obliga a importar el resto. Un mayor o menor precio del crudo influye de forma determinante, ya que el petróleo supone casi el 9% de las compras al exterior.
En 2016, las importaciones de crudo, con un petróleo cotizando a una media de 40 euros, ascendieron a 22.517 millones de euros. Solo un año antes, con el barril de Brent a una media de 48 euros, el coste fue de 29.035 millones. La diferencia de 6.518 millones con una brecha de precios de ocho euros, refleja que por cada euro que sube o baja el coste o el ahorro para la economía española, supera los 800 millones de euros.
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