El Banco de España acaba de recibir un nuevo varapalo en cuanto a su labor de supervisión del sector financiero. Después de que su papel en la crisis haya quedado en duda con la citación como imputados de los máximos responsables del organismo durante la salida a Bolsa de Bankia, el Tribunal de Cuentas subraya ahora otras deficiencias en su tarea. El informe, conocido este miércoles pero centrado en la actuación del Banco de España durante el ejercicio 2015, pone de manifiesto algunas “deficiencias en la metodología” del supervisor a la hora de controlar a la banca.
El documento revela que el programa de inspecciones in situ, con inspectores integrados en las entidades, no logró sus objetivos y que las recomendaciones a las entidades, aunque se cumplen, no son objeto de seguimiento por parte del Banco de España. El Tribunal de Cuentas insta al Banco de España a dotar con más personal a los equipos de inspección, concretando los perfiles profesionales necesarios y estableciendo planes de formación específicos.
En los últimos tiempos, sin embargo, el organismo que gobierna Luis María Linde ha hecho un especial esfuerzo en la contratación de nuevos efectivos en el marco de la supervisión única europea que le ha requerido entre otras cosas enviar inspectores a Fráncfort (sede del Banco Central Europeo). Una transformación a la que el supervisor achaca la deficiencia de medios detectada en 2015 que asegura que viene siendo subsanada con los cientos de plazas que se han ido cubriendo desde entonces. En concreto, el supervisor aclara que tiene previsto sumar un centenar de inspectores en el periodo 2015 a 2018 a razón de unos 25 de media al año.
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