La Seguridad Social se ha convertido en el farolillo rojo de las finanzas públicas. El pasado año se anotó el mayor déficit en sus cuentas de toda su historia, casi 19.000 millones de euros que equivalen al 1,7% del PIB, según las previsiones de liquidación a las que ha tenido acceso ABC.
El grueso del déficit (45,3%) se atribuye al régimen general, el más importante, aunque si se tiene en cuenta el número de afiliados no es el que presenta el mayor desequilibrio. A finales de 2016 había en España 17.679.170 afiliados, de los que 13.199.084 están en el régimen general. Su déficit ascendió a 8.400 millones. Más llamativa es la relación que existe entre afiliados y déficit en regímenes como el agrario, el del mar o el de la minería del carbón (ver gráfico superior). El régimen de autónomos cerró el ejercicio con 1.310 millones de euros y a final de 2016 rozaba los 3 millones de afiliados.
Los datos de déficit de la Seguridad Social, en los que no incluyen las cuentas del desempleo ni las del Fogasa, reflejan que el sistema público de pensiones atraviesa por un momento de especial dificultad, teniendo en cuenta que las jubilaciones aumentan a mucho mayor ritmo que los ingresos. Y ello pese a que el empleo crece con fuerza, prácticamente al mismo nivel del PIB.
Esta compleja situación de las finanzas de las pensiones se explica por varias razones. Por un lado, los perceptores que se incorporan al sistema lo hacen con pensiones más altas -la pensión de jubilación está en 1.200 euros-debido a que han cotizado por sueldos altos. A ello se une que el número de personas con derecho a recibir una pensión está creciendo a ritmos superiores al 1%.
Y, por último, hay que tener en cuenta que parte de las contribuciones al sistema se realizan por trabajadores que tienen sueldos más bajos, fruto de jornadas a tiempo parcial o contratos temporales. Y, en consecuencia, sus cotizaciones son inferiores a las realizadas por los que ahora se jubilan. Ello es debido, en buena parte, a la moderación salarial que, por otro lado, ha permitido ganancias de competitividad de la economía y recuperación de empleo.
Y dado que los ingresos del sistema por cotizaciones siguen siendo insuficientes por sí solos para pagar las pensiones, el recurso al Fondo de Reserva ha sido constante. Solo en 2016 la Seguridad Social tuvo que retirar 19.200 millones de la «hucha» y si se analiza desde 2012, el año que el Gobierno de Mariano Rajoy se vio obligado a romper por primera vez esa «hucha», el total dispuesto ha sido de 50.000 millones, una cantidad que se ha destinado a pagar las extras de verano y de Navidad.
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