Así lo reflejan los datos de cierre de 2016 del Consejo General del Notariado y que hoy avanza Cinco Días. Según esta estadística, el año pasado se alcanzaron 38.791 renuncias de herencias, la mayor cifra jamás registrada. Aun así, es un fenómeno que está perdiendo intensidad. Las negativas de los herederos a recibir legados aumentaron un 3,1% en 2016, el menor avance desde que en 2007 se empezó a registrar esta estadística. Lo habitual hasta ahora era ver tasas de incremento de dos dígitos.
En 2007, los notarios tramitaron 323.411 herencias y, de éstas, 11.048 se rechazaron. Representaron el 3,4%. En 2016, hubo 384.633 herencias y se renunciaron a 38.791, el 10%. Dicho de otra forma, las renuncias se han triplicado durante la crisis económica. ¿Por qué se renuncia a las herencias? Puede haber múltiples causas, pero Diego Granados, miembro de la Comisión Permanente del Consejo General del Notariado, señala que el principal motivo es la existencia de deudas. Es decir, el sucesor sabe o intuye que detrás del legado recibido existen obligaciones y pasivos que restan atractivo a la herencia.
En España se han sumado diversos factores que explican el incremento exponencial de la renuncia a las herencias. La crisis inmobiliaria ha tenido un papel fundamental en un país en el que la mayor parte de la riqueza está en el ladrillo y que, además, en 2007 mantenía unos niveles de endeudamiento privado elevadísimos. Así, no es extraño que muchas herencias estén formadas por bienes inmuebles que hoy valen menos que las hipotecas que pesan sobre ellas.
Granados también señala otros casos en los que se renuncia a las herencias para que éstas pasen directamente a los hijos. Ello puede tener una motivación fiscal. Por ejemplo, a un heredero con dos hijos le puede convenir que el legado se reparta entre sus descendientes, lo que implica dividir la herencia y reducir la cuota a pagar en el impuesto sobre sucesiones. Por otra parte, el aumento de la esperanza de vida provoca que cada vez sea más habitual que los herederos sean jubilados o personas cercanas a la edad de retiro a quienes les resulta más interesante que sean sus hijos quienes reciban los bienes. Aun así, para que la renuncia suponga que la herencia pasa a los descendientes, el heredero debe ser hijo único o el testamento incluir una cláusula de sustitución. En caso contrario, el rechazo de la herencia pasaría al hermano.
Powered by WPeMatico