Ser nombrado socio de una firma de prestigio es el sueño de la mayoría de los abogados junior que entra en un bufete poco después de terminar Derecho. Sin embargo, son pocos los que consiguen llegar a lo más alto, ya que estos puestos no sólo exigen una trayectoria laboral impecable, sino ciertas habilidades que no todos los letrados tienen.
Por eso, es clave que los abogados planifiquen su formación de cara a su futuro profesional. Habilidades comerciales, liderazgo y experiencia internacional forman el top 3 de las cualidades imprescindibles.
«Es necesario que un futuro socio aprenda y estudie cómo hacer crecer a los abogados con los que trabaja. Hace tiempo que las escuelas de negocios han demostrado que el liderazgo y la eficiencia se pueden estudiar, medir, cuantificar y, por tanto, entrenar y mejorar», asegura Lourdes Ramos, directora general de recursos humanos de Garrigues.
Sin embargo, por encima del liderazgo se encuentra una buena red de contactos. Leticia de Laiglesia, asociada sénior de Signium, señala que el letrado debe mostrar «una personalidad extrovertida hacia el mercado y una clara vocación comercial». Estos requisitos serán fundamentales, ya que, aunque no se le exija aún una red propia, «sí es importante que vaya haciéndose su hueco y ganándose sus clientes, porque el día que sea nombrado socio sí se le va a exigir una facturación propia, que, sin ese trabajo previo, puede ser complicado conseguir».
En este sentido, Sancho Peña, director de Page Executive Legal, considera que la cartera de clientes se tiene que fraguar desde que un abogado es júnior, para lo que «debe ir creando su marca personal además de potenciar su capacidad para detectar nuevas oportunidades en el mercado y desarrollar comportamientos y actitudes de persuasión». Tanto es así, que insiste en «avanzar en las relaciones interpersonales tanto dentro como fuera del despacho realizando labores comerciales» desde el primer día.
Para desarrollar una carrera de abogado, Alejandro Kress, director asociado de Shilton Sharpe Quarry, considera importante no sólo establecer relaciones comerciales para potenciar el área en la que un abogado está encuadrado, sino que esta actitud sea transversal. «En la situación actual el socio técnico ya no basta. Si no genera negocio será tal vez counsel o consejero a tiempo parcial o completo pero nunca socio», alerta.
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