Cristóbal Montoro ha tenido que pagar en pocos días el alto precio que supone formar parte de un Gobierno en minoría. Nada más conocerse las intenciones del titular de Hacienda de dejar para el último año de la legislatura las rebajas en el IRPF, el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, anunció que su formación no apoyaría el techo de gasto de 2018 si en las cuentas del próximo ejercicio no se incluía una reducción del IRPF.
Aunque lo cierto es que desde Moncloa primero y desde el Ministerio de Hacienda, después, las primeras reacciones al órdago de Rivera fueron prudentes, este lunes Montoro admitió claramente que delegaciones de ambos partidos comenzarán las conversaciones desde esta misma semana.
El ministro explicó que con las cifras de crecimiento y recaudación tributaria que maneja su departamento para este ejercicio y los dos siguientes, “estudiamos la solicitud de C’s y esperamos poder sentarnos con ellos esta semana para ver cómo abordarla”.
De esta forma, y, eso sí, sin perder de vista que la consecución del objetivo de déficit es la prioridad (este año no podrá rebasar el 3,1% del PIB), Hacienda va a analizar la forma de reducir la factura de IRPF que pagan sobre todo las clases medias para contentar a sus socios de Ciudadanos y, de paso, lograr más apoyos para garantizarse de ese modo que puede sacar adelante las cuentas del año que viene. El día elegido para realizar este anuncio no fue casual. El Gobierno celebró este lunes un Consejo de Ministros extraordinario para aprobar el techo de gasto de 2018 y revisar al alza las principales variables del cuadro macro que remitió a Bruselas el pasado mes de abril. En la rueda de prensa posterior a la reunión del Gabinete comparecieron, como es habitual en estas ocasiones, los titulares de Economía, Luis de Guindos y de Hacienda, Cristóbal Montoro, quienes explicaron por qué se ha decidido revisar de nuevo el cuadro macro y qué posibilidades de acierto tienen las nuevas proyecciones.
El Gobierno aprobó ayer fijar en 119.834 millones de euros el límite de gasto no financiero del Estado para el próximo ejercicio, más conocido como techo de gasto, lo que supone un incremento del 1,3% respecto al presupuesto de este año y el primer aumento de los últimos cuatro años. Además de esta cifra, que es la que servirá ahora de partida para elaborar las cuentas de 2018, Montoro presentó los objetivos de estabilidad presupuestaria, que se mantienen invariables respecto al cuadro macro enviado a Bruselas en primavera. El compromiso de España sigue siendo finalizar este año con unos números rojos del 3,1% del PIB y que en 2018 el déficit disminuya al 2,2%. De conseguirse este objetivo, que el ministro garantizó que se hará, España logrará salir el próximo ejercicio del procedimiento de déficit excesivo en el que lleva inmersa desde 2009, algo crucial para el ministro después de que España haya permanecido una década con el déficit por encima del 3%.
Esa reducción de la diferencia entre ingresos y gastos tendrá su traslación a los objetivos de deuda pública. A finales de este año está previsto que el endeudamiento del conjunto de las Administraciones se sitúe en el 98,8%, que en 2018 disminuya hasta el 97,6%, al 95,4% en 2019 y en 2020 marque ya el 92,5%, lo que representará un ajuste de más de seis puntos en solo cuatro años.
Al registrarse esa mayor actividad económica, es lógico que la mejora tenga su repercusión en las cuentas públicas, como también la tendrá en la creación de empleo. Las tasas de ocupación también se revisaron al alza. El ministro de Economía, Luis de Guindos, explicó que se espera que el empleo, medido en términos de contabilidad nacional, avance este ejercicio un 2,8%, tres décimas más que lo estimado en abril; y que el próximo año lo haga un 2,6%, dos décimas más. En los dos años siguientes, la ocupación mantendrá ritmos de avances del 2,5%, lo que supone otra mejora de dos décimas respecto al escenario previsto con anterioridad.
Desde el punto de vista de la encuesta de población activa (EPA), el Ejecutivo espera que el empleo crezca a un ritmo de medio millón de ocupados más al año, lo que posibilitará que ya en 2019, un año antes de lo previsto, se alcance el nivel de empleo que existía previo a la crisis y que en 2020 se superen los 20,5 millones de ocupados. De cumplirse estas proyecciones, en los cuatro años de 2016 a 2020 se habrá generado más de dos millones de puestos de trabajo.
El nuevo cuadro marco también reduce ligeramente la tasa de paro esperada para los próximos años. Terminará este año en el 16,5% de la población activa, lo que situará el número de parados a finales de 2017 en 3,75 millones de personas. Esta disminución se mantendrá en todo el periodo, de forma que a finales de 2020 la tasa de paro se habrá moderado hasta el 11,1%. El Gobierno destacó el esfuerzo que habrá supuesto pasar de una tasa de paro de casi el 27% a principios de 2013, cuando se alcanzó el máximo nivel de desempleo, a ese 11,1% de 2020, 16 puntos menos.
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