«El sistema fiscal español está sobrediagnosticado. Es ineficiente y genera distorsiones al crecimiento y al empleo», señaló David López Rodríguez, de la unidad de Política Fiscal del Banco de España, que apuesta por la convergencia a un tipo único en el IVA y otras reformas fiscales para las que, señaló «existe un consenso, pero no se implementan».
Cada vez más, desde organismos como la OCDE, se habla de la importancia de la calidad del ingreso y el gasto. Los ingresos públicos suponen alrededor del 38% del PIB, los gastos, el 45%. En ambos casos, España se encuentra por debajo del área del euro. Para López, «debería haber menos ingresos fiscales, pero más sensibles al ciclo económico». «Hay que incrementar la recaudación minimizando el impacto en el crecimiento potencial. Necesitamos implementar un proceso de consolidación fiscal que permite generar de forma sostenida superávits primarios», apuntó López en su ponencia este miércoles sobre política presupuestaria, en las Jornadas sobre Coyuntura y Estructura de la realidad económica española, organizadas por Funcas y la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en Santander.
Un reflejo de que algo no está funcionando bien es que actualmente exista un déficit primario del 1,5% del PIB, «cuando llevamos unos años creciendo a ritmo del 3%». No sólo España recauda menos, sino que existe una mayor volatilidad de los ingresos fiscales dependiendo del ciclo económico (en recesiones se recauda menos y, en momentos de expansión, se ingresa más), en comparación con una media bastante más estable en la zona euro. Así, si en 2007, los ingresos fiscales suponían más del 36% del PIB, apenas dos años más tarde, en 2009, caían al 30%.
Nos encontramos en un escenario de envejecimiento de la población, que presionará al alza el gasto en pensiones, sanidad y cuidados de larga duración. En el medio plazo, la previsión apunta a que el gasto se mantendrá en el 40% del PIB, pudiendo alcanzar el 45% en momentos de recesión. En ese sentido, el 30% del gasto público español son pensiones. Para afrontarlo, López explicó que sería necesario aumentar la recaudación en tres puntos del PIB.
El sistema fiscal español cuenta con tres deficiencias: una estructura tributaria, que genera un sesgo a la imposición directa; una ineficiencia a la hora de la recaudación a medio plazo; y una necesidad de reducir y simplificar los beneficios fiscales, ya que, como apuntó el experto «hay un amplio conjunto de exenciones, deducciones y bonificaciones que erosionan la capacidad de recaudación». Por ejemplo, la imposición sobre el consumo es una de las más reducidas de la Unión Europea, a pesar de los fuertes incrementos de tipos. López propone un único impuesto en el caso de la electricidad, que «sería mucho más eficiente», además de «una reducción de tres puntos de las cotizaciones supondrá un aumento del PIB del 0,7% en tres años».
La apuesta está, según los expertos del Banco de España, en eliminar incentivos fiscales ineficaces, compensándolo con reducciones de tipos nominales. Por ejemplo, a través de la convergencia a un tipo único de IVA. Un presupuesto de beneficios fiscales por tipos reducidos (del 2,5% del PIB); con un tipo único de Impuesto sobre sociedades, del 15%, con el objetivo de recaudar el 2,5% del PIB a lo largo del ciclo y una ampliación de la base fiscal del 50%. «Habría que aplicar la estructura española con sus diferentes tipos distributivos, poniéndolos a un tipo único. Al final, si discriminas por tipos vas a generar ineficiencias y las empresas se van a ir», añadió López.
Powered by WPeMatico