ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, aseguró hace quince días en el Foro Cinco Días que no existía margen bajar el IRPF en 2018 y en un alarde de sinceridad apuntó que estas medidas se aprueban siempre a las puertas de las elecciones. Ayer, en un acto organizado por Deloitte y la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD), Montoro avanzó que el Gobierno aprobará una rebaja del IRPF para rentas bajas de 2.000 millones. ¿Qué ha pasado para que se produzca este cambio de opinión tan repentino? La ausencia de mayoría absoluta.
El Ejecutivo está negociando el techo de gasto y los Presupuestos y una de las condiciones que ha impuesto Ciudadanos es la rebaja del IRPF. Hacienda trabaja en varios frentes. Por un lado, se estudia la posibilidad de aplicar una de los tipos nominales en los tramos más bajos. Actualmente, el impuesto cuenta con cinco escalones y con tipos que van del 19% al 45%. En cualquier caso, una reducción del tipo mínimo también beneficia a las rentas superiores, que aplican ese gravamen para los primeros 12.450 euros de renta.
Montoro también señaló la voluntad de incrementar las deducciones fiscales para las rentas más bajas. En este sentido, Hacienda también estudia nuevas bonificaciones para los contribuyentes con hijos. Otro de los aspectos que se retocarán con toda seguridad es la actual reducción por rendimientos del trabajo. Actualmente, todos los asalariados tienen derecho a una reducción de 2.000 euros. Además, los declarantes con rendimientos netos del trabajo (el sueldo menos las cotizaciones sociales) inferiores a 11.250 euros gozan de una reducción adicional de 3.700 euros. Este importe se reduce paulatinamente hasta desaparecer para los que ganan más de 14.450 euros.
La supresión del beneficio fiscal provoca que el tipo marginal efectivo se dispare para rentas bajas hasta el 45%, un hecho que denunció el responsable económico de Ciudadanos, Luis Garicano, en Twitter. Esto significa que casi la mitad de un incremento de renta para estos contribuyentes acaba en los bolsillos de Hacienda. Por ejemplo, el salario neto de un contribuyente que gana 13.000 euros brutos al año asciende a 11.796,2 euros. Si a este declarante le suben el sueldo 1.000 euros, su salario neto solo se incrementará en 553 euros hasta los 12.349,4 euros. El 45% del incremento se lo lleva el Estado.
Ciudadanos ha exigido al Gobierno que corrija este error de salto. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que las rentas inferiores a 12.000 euros en España no pagan impuestos y los tipos efectivos son bajos para los contribuyentes que se mueven ligeramente por encima de ese nivel. Por ejemplo, un salario de 13.000 euros al año aplica un tipo de retención del 2,91% y el que gana 15.000 euros abona un 5,44%. El esfuerzo fiscal que se exige a los asalariados en España es inferior a la media europea.
La rebaja del IRPF a las rentas bajas se incluirá en el Presupuesto de 2018, pero Montoro aseguró que el Gobierno mantiene la intención de aprobar una reducción fiscal general a final de legislatura. El debate político se centra en la reducción de impuestos, sin embargo, el presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), José Luis Escrivá, alertó ayer de que la buena evolución de las cuentas pública no impide que permanezcan ciertas dudas sobre los planes presupuestarios del Gobierno.
El supervisor de las cuentas públicas señaló que el límite del 3,1% del PIB ya es de por sí mismo muy exigente y resultará improbable su cumplimiento si el efecto del rescate de las autopistas se imputa a este ejercicio. Si bien Escrivá elogió los esfuerzos que está realizando la Administración Pública por sanear sus cuentas, señaló que las proyecciones indican que España tiene un problema que va más allá de la coyuntura actual. Apuntó que, en 2020, el sector público presentará un déficit estructural de dos puntos de PIB cuando el reto es alcanzar el equilibrio. Ello significa que la Administración debe actuar sobre los ingresos, los gastos o una combinación de ambos que permita que, más allá del ciclo económico, España se encuentre en una situación de equilibrio presupuestario.
El presidente de la Airef señaló que los ingresos públicos crecen por debajo de la previsión, pero apuntó que este desvío es, en realidad, una buena noticia. Argumentó que, en anteriores períodos expansivos, la recaudación crecía más que el PIB nominal por el efecto de la inflación y del mayor peso de las importaciones.
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