El gobernador del Banco de España. Luis Linde, ha admitido ante el Congreso de los Diputados que en los años de la crisis financiera su institución incurrió en «errores de apreciación». Al presentar el llamado Informe sobre la crisis financiera en España 2008-2014 que cifra el rescate de las cajas en 61.000 millones de euros, Linde reconoció en tenue, pero inusual autocrítica hasta ahora que «el Banco de España no adoptó medidas que hubieran podido, quizá, frenar el gran aumento del crédito al sector privado registrado entre 2001 y 2007», aunque ha subrayado que no existía normativa legal entonces que hubiera facilitado esa actuación.
En su comparecencia ante la comisión parlamentaria de investigación sobre la crisis financiera, ha ido más allá que el informe coordinado por el consejero, Fernando Eguidazu, y también ha reconocido que el Banco de España, no anticipó «el fuere impacto de la segunda recesión sobre la solvencia de muchas entidades de crédito». Su previsión era que España saldría de la recesión de 2009 sin volver a caer en ella en 2011, como realmente sucedió. «El impacto de la segunda recesión es crucial», ha afirmado Linde.
También ha reconocido que «hubo errores de apreciación en cuanto a cómo podrían corregirse los desequilibrios acumulados con la burbuja inmobiliaria». «Se pensó que podrían corregirse de forma suave, gradual. La realidad mostró que esa expectativa era demasiado optimista porque la corrección fue rápida, brutal». Eso lleva, según Linde, «a una reflexión adicional» sobre si hubiera sido menos costoso para el contribuyente una inyección rápida de ayudas públicas generalizadas, que el propio Linde ha calificado de manguerazo», en vez de esperar tanto tiempo.
«La cuestión es que el intento de minimizar a corto plazo el coste de la resolución de la crisis bancaria para los presupuestos públicos mediante un enfoque gradual, podría haber comprometido un mayor volumen de recursos públicos que un enfoque, digamos, más agresivo o ambicioso desde el inicio de la crisis». Linde ha lanzado la pregunta sin responderla y con este matiz exculpatorio para su antecesor Miguel Ángel Fernández Ordóñez: «Es obvio que el Banco de España no podía actuar con independencia de la evolución de nuestras finanzas públicas y de las decisiones de otras autoridades». En cuanto a las fusiones de las cajas mediante integraciones virtuales -los llamados SIP- el gobernador ha admitido que no fueron medidas suficientes para «resolver los problemas de solvencia y gobernanza».
Tras su comparecencia inicial y ante los reproches del portavoz parlamentario socialista Pedro Saura sobre la falta de autocrítica, Linde ha afirmado que «el Banco de España fue por detrás de los acontecimientos» y que, «pudo hacer más». En referencia al Banco Popular, el gobernador ha subrayado que la entidad presentó problemas de capital en 2012 pero que decidió «corregir el problema con medios privados» y que eso al Banco de España «le pareció bien». No obstante, ha admitido que «es posible» que hubiera sido mejor obligar al Banco Popular entonces a aceptar ayudas públicas y traspasar activos inmobiliarios a la Sareb, el llamado banco malo. como el grueso de las cajas. Ha insistido en que el Banco de España «no tuvo ni voz ni voto» en la resolución del Popular.
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