Antes de que ayer comenzara el encuentro empresarial hispano-británico, el ministro de comercio internacional Liam Fox mantuvo una reunión privada con los ejecutivos de algunas de las principales compañías españolas como Telefónica, Iberdrola, Santander y Ferrovial. Según fuentes de los asistentes, los directivos de algunos de estos grupos manifestaron su descontento ante la elevada incertidumbre que existe sobre la relación que Reino Unido tendrá con el resto de la UE tras el Brexit.
Fox, uno de los más ardientes defensores del Brexit en el Gobierno de Theresa May, reiteró su intención de mantener lo más abierta posible la economía británica a las inversiones e importaciones desde la UE.
Pero algunos de los directivos presentes en el desayuno de trabajo señalaron que hay aspectos clave para las inversiones empresariales que todavía están por aclarar. Por ejemplo, el Gobierno británico no ha dado señales sobre las futuras condiciones en que las compañías podrán contratar trabajadores de la UE tras el Brexit. Tampoco parece haber un modelo alternativo para mantener el libre comercio cuando Reino Unido abandone el mercado común y la unión aduanera.
José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, dijo en la conferencia posterior a esa reunión que «cuanto antes se reduzca la incertidumbre, mejor». El ejecutivo dijo que, pese al Brexit, Reino Unido tiene una oportunidad para liderar la revolución tecnológica que se avecina en áreas como la inteligencia artificial.
Francisco Riberas, presidente de Gestamp, también aludió a la incertidumbre y dijo que el Brexit podría hacer necesario localizar las fábricas de componentes de automóviles más cerca de las plantas de ensamblaje.
En declaraciones a la prensa, el presidente de la patronal española CEOE Juan Rosell calificó de «compleja» la negociación entre Reino Unido y la UE, aunque dijo que espera que al final se mantenga «la libertad de movimiento de mercancías, pocos aranceles, facilidades para las entradas en los puertos y pocas inspecciones».
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