Los últimos datos de ejecución presupuestaria divulgados por el Ministerio de Hacienda demuestran que el problema del déficit autonómico está encauzado. Tanto es así que las regiones lograron, a finales de julio, un sorprendente superávit fiscal de 35 millones de euros desconocido a esas alturas del año. Parte del mérito es suyo, con datos espectaculares como los registrados por Baleares -saldo positivo del 1,11% de su PIB- o Canarias y La Rioja -del 0,37%-, pero también del exhaustivo control del Estado en los últimos años a través de los mecanismos de liquidez o el plan de proveedores. | La Seguridad Social registra un déficit de 5.998 millones hasta agosto, el 0,52% del PIB
Tampoco debe olvidarse en esta ecuación el factor de la recuperación económica, que ha dejado en las arcas autonómicas mucho más dinero que en anteriores ejercicios. El gabinete que comanda Cristóbal Montoro reconocía ayer que el buen resultado regional es consecuencia de las liquidaciones pendientes del año 2015, que deja 989 millones extras respecto a hace un año; y de las mayores entregas a cuenta, un 3% superiores a las de 2016.
Es bastante previsible que ese superávit no se mantenga en el tiempo. Más aún cuando organismos como la Autoridad Fiscal, AIReF, han advertido de que una mayor parte de las mismas está gastando por encima de lo recomendable. Pero también es cierto que se aprecia cierta contención y compromiso con los objetivos de estabilidad, hasta el punto de que es factible que a finales del ejercicio la meta se sitúe en el 0,6% exigido por Hacienda. Incluso puede ser inferior.
Y de esa ecuación se extrae otra lectura. Es bastante posible que el déficit autonómico sea compensado por el superávit municipal, que continúa creciendo y podría ser más abultado que el del año pasado, del 0,53% del PIB. Eso colocaría a las administraciones territoriales con su primer saldo positivo conjunto desde que en el año 2009 Bruselas situó a España bajo el yugo del procedimiento de déficit excesivo, algo que acerca la meta del 3,1% a la que obliga Europa para este año.
A quien le va peor los números es al Estado. Es cierto que, hasta agosto, su desvío se reduce más de 10.000 millones respecto al mismo momento del año anterior (1,84 frente a 2,85%). Pero el cumplimiento del límite del 1,1%, que había impuesto el Gobierno, es ya una quimera. La situación es peor aún al contabilizar la Seguridad Social, bajo el cobijo de la Administración Central pese a que Hacienda separe su déficit a efectos estadísticos.
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