El mensaje no ha podido ser más claro: sobran bancos en Europa y algunos siguen trabajando sin la rentabilidad mínima que reclaman los supervisores. Y este camino puede conducir a otra crisis. Este ha sido el aviso nítido que ha transmitido esta mañana Danièle Nouy, presidenta del Mecanismo Único de Supervisión (MUS), englobado en el BCE. Javier Alonso, subgobernador del Banco de España, apuntó a continuación, en el mismo acto, que la rentabilidad media del sector está en el 5% cuando el coste del capital es del 10%, por lo que también abogó por la reducción de bancos.
«El chocolate es bueno con moderación, pero en grandes cantidades es nocivo. Con el sector bancario también sucede lo mismo: si crece demasiado somete a la economía y eso es nocivo para las entidades y la propia economía», afirmó Nouy, número uno de la supervisión europea. Incluso apuntó que un sector financiero demasiado grande «es como una droga para la economía porque facilita que esté sobreendeudada», sugiriendo que esto favorece la creación de burbujas. Nouy abrió la jornada Los retos de la banca, organizada por KPMG, Microsoft, Porche y Expansión.
Aunque se podía pensar que diez años de crisis han sido suficiente para reducir el número de bancos, Nouy lo desmintió con números: «Solo han desaparecido el 20% de los bancos; el sector ha perdido 300.000 empleados de 1,9 millones que aglutina. Los activos bancarios en 2012 eran el 314% PIB de la Unión Europea y ahora son el 280% del PIB, por lo que sigue siendo demasiado grande. En EE UU los bancos representan el 88% del PIB, si bien los mercados de capitales financian más la economía que las entidades europeas».
La jefa de supervisión afirmó que algunos bancos «no ganan lo suficiente para pagar sus costes de capital. Necesitamos reducir el número de bancos para no cometer los errores del pasado. La competencia significa que no todos pueden ganar y algunos deben salir del mercado para evitar que la economía no esté sometida al sector».
El camino para reducir el sector «es que las entidades dejen de existir o que se fusionen. Las ayudas de los contribuyentes evitaron que los bancos débiles salieran del mercado porque no cayeron», ha afirmado, en una acusación que se podía dirigir a varios países del norte o sur de Europa. Comentó que el sistema de resolución europea garantiza que el sistema no colapse, aunque caigan varios bancos. La presión de la supervisora llega tras comprobar que en 2016 el nivel de reducción de bancos ha sido el más bajo desde el 2000.
Pero admitió que las fusiones son para valientes y pidió que se hagan también entre entidades de diferentes países. «Son complejas, caras, arriesgadas y requieren espíritu aventurero porque las incertidumbres prevalecen. Algunos bancos dudan de la calidad de los activos de sus competidores y hay incertidumbres como la digitalización y la utilidad de las redes de sucursales, además de las barreras lingüísticas o culturales», admitió.
Sobre la posibilidad de que existan fusiones transfronterizas en la UE, José Manuel Campa, director de Relaciones con los Inversores del Santander, apuntó, tras la charla de Nouy, que no llegarán estas operaciones «hasta que no esté claro que un banco puede captar pasivo en un país del euro y prestarlo en otro. Este es un asunto clave que no está claro ahora». También José María Roldán, presidente de la Asociación Española de Banca (AEB), abogó por la necesidad de las fusiones transfronterizas para consolidar el sector y demostrar que la unión bancaria es una realidad.
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