El Tribunal Supremo tiene pendiente emitir dos importantes sentencias que marcarán la hoja de ruta para los jueces que aborden reclamaciones por créditos para la compra de vivienda emitidos en moneda extranjera, de un lado, y sobre las hipotecas ligadas al índice IRPH, de otro. Solo en el caso de los préstamos multidivisa están en juego unos 1.600 millones de euros.
Este es el riesgo máximo que afrontarían conjuntamente las tres entidades financieras más proactivas en la comercialización de hipotecas en moneda extranjera, fundamentalmente en yenes y francos suizos. Se trata de Bankinter, Barclays (cuyo negocio español fue asumido por CaixaBank), y Banco Popular (absorbido en junio por Banco Santander) que llegaron a comercializar unos 50.000 préstamos multidivisa.
En todo caso, incluso si el Supremo emite un fallo demoledor contra la venta de estos créditos sin la debida información de riesgos al cliente, el impacto real sería previsiblemente muy inferior, pues las entidades vienen optando por pelear caso a caso en conflictos como el de las cláusulas suelo y está por ver cuántos posibles beneficiarios reclaman.
Las hipotecas multidivisa se hicieron relativamente populares hace una década, cuando el tipo de cambio del euro frente a otras monedas arrojaba precios atractivos, pero el Tribunal de Justicia de la UE acaba de dejar claro que solo son válidas cuando la banca advirtiera adecuadamente a su cliente del riesgo que corría ante la variación de las divisas.
El producto alcanzó su punto culminante en 2008, momento desde el cuál la revalorización de yenes y francos suizos comenzó a encarecer con fuerza estas hipotecas, explican desde el bufete Gabeiras & Asociados, despacho que ha llevado a Barclays ante el Supremo y que está pendiente del fallo decisivo sobre la materia, pospuesto hace semanas a la luz del fallo europeo.
“Esta venta masiva coincide con las previsiones de clara revalorización de las divisas frente al euro que se recogían en Bloomberg”, denuncian desde el bufete, asegurando que la banca conocía ya que el modelo pasaría factura a sus clientes y que, de hecho, las entidades sí se cubrieron del riesgo firmando coberturas por el tipo de cambio. Una oscilación media del 20% para yenes y del 30% para francos suizos, estiman en Gabeiras, por el que muchos clientes acuden ahora a los juzgados.
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