La economía siguió mostrando hasta septiembre un vigor mayor de lo que podía esperar cualquier analista hace tan solo unos trimestres. Según el avance preliminar que ha publicado este lunes el INE, entre julio y septiembre el Producto Interior Bruto avanzó un 0,8%, ligeramente por debajo del 0,9% registrado en el trimestre anterior.
En términos anuales, el PIB creció un 3,1%, una tasa igual a la anotada entre abril y junio y en línea con la previsión del Gobierno y el Banco de España para finales de año. Tras conocerse el dato, el ministro de Economía, Luis de Guindos, ha resaltado que “la incertidumbre solo afectará en el cuarto trimestre a Cataluña”, y se ha mostrado confiado en que ese impacto “se revierta” pronto. Es más, ha asegurado que probablemente la economía catalana vuelva enseguida a los ritmos de crecimiento que tenía antes del conflicto, superiores a los del resto de la economía española.
La fortaleza de la creación de empleo, la prolongación de una política monetaria ultraexpansiva, el buen comportamiento del turismo, el incremento de las exportaciones, la contención de los precios del petróleo y la recuperación de la inversión empresarial dan impulso a la actividad. «Aunque algo menos vigorosa que en el trimestre anterior, la demanda interna sigue siendo el principal motor de la economía, en un contexto en el que se mantiene la solidez del mercado laboral», explica en una nota Bankia Research. Y añade: «En cuanto a la demanda externa, habría reducido ligeramente su aportación positiva al crecimiento: la fortaleza de las exportaciones, tanto de bienes como de servicios (turismo), está siendo contrarrestada por el tirón de las importaciones, sobre todo energéticas».
Con tres trimestres ya cerrados, se antoja muy difícil que a estas alturas el crecimiento del PIB de 2017 baje del 3%. Ni siquiera si las tensiones políticas en Cataluña lastran algo el consumo y la inversión en lo que resta de año. Para ello, la actividad tendría que crecer menos del 0,4% entre octubre y diciembre, según los cálculos de la Autoridad Fiscal. Y eso parece muy poco probable a la vista de la inercia que lleva la economía. A menos que haya un desastre de aquí al cierre del año, se trata del tercer ejercicio consecutivo en el que el PIB crece un 3% o más. Con los datos revisados del INE, en 2015 la economía aumentó un 3,4% y en 2016, un 3,3%, muy por encima de la media de la eurozona. Un incremento bestial de la productividad que ha permitido superar este año los niveles de producción de antes de la crisis, pero con 1,7 millones de trabajadores menos.
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