El Banco de España cree que la estabilización de las tasas de crecimiento del gasto en bienes y servicios duraderos y no duraderos no esenciales podría anticipar una «cierta desaceleración» del consumo en el corto y medio plazo, después de que desde finales de 2016 se haya cubierto la demanda embalsada de bienes duraderos que se había generado a lo largo de la crisis.
Así figura en el análisis ‘La reabsorción de la demanda embalsada de bienes de consumo duradero’, publicado este martes por el organismo supervisor y que será incluido en el ‘Informe trimestral de la economía española’ correspondiente al cuarto trimestre de 2017, en el que constata que los hogares españoles hicieron recaer durante la crisis una proporción sustancial del ajuste de su gasto sobre los bienes duraderos y, en menor medida, sobre los bienes y servicios de consumo no duradero no esenciales.
Esto se explica porque los hogares no derivan su utilidad directamente del gasto realizado en el período corriente, sino de los servicios de consumo resultantes de los productos adquiridos en el pasado. De este modo, las familias pueden contraer dichas compras cuando sus rentas son bajas o la incertidumbre sobre ellas, elevada, con una merma relativamente reducida de su utilidad, posponiéndolas hasta períodos en los que sus ingresos se hayan recuperado.
En el segundo caso, se trata de bienes y servicios cuya demanda está sujeta a una elasticidad-renta comparativamente más alta, de modo que los hogares ajustan más que proporcionalmente el consumo de este tipo de productos ante fluctuaciones de su renta.
Durante la etapa recesiva, el gasto en bienes de consumo duradero retrocedió un 4,8%, 2,6 puntos porcentuales más que el conjunto del consumo, mientras que en la fase expansiva aumentó un 6,2% en promedio anual, 3,7 puntos porcentuales más de lo que lo hizo el gasto total.
Por su parte, dentro de los bienes y servicios de consumo no duradero, el gasto en los de primera necesidad ha mostrado oscilaciones cíclicas mucho menos marcadas, registrando tasas medias anuales del -0,7% en las fases de caída y del 1,3% en el auge, que se diferencian entre sí en mucha menor medida que las observadas para el consumo agregado.
La evolución del consumo de bienes no duraderos no esenciales fue más volátil, presentando un descenso en la crisis del 3,3% y un crecimiento en la recuperación posterior del 2,9%. Mientras, la categoría de consumos no duraderos no ajustables mostró una evolución más estable, con un alza del 1,5% durante la etapa recesiva (3,7 puntos porcentuales más que el total del gasto real de los hogares), seguido de una tasa del 0,8% en el promedio anual durante la recuperación (1,9 puntos porcentuales por debajo del ritmo de aumento del conjunto del consumo).
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