El Banco Central Europeo (BCE) ha dado en las actas de su reunión de diciembre algunas nuevas pistas sobre el que será su siguiente repliegue de estímulos monetarios. La primera noticia que deja este flamante 2018 de la principal autoridad monetaria de la zona euro da alas a la bolsa y al euro, y reactiva las subidas en el interés exigido a la deuda.
Cualquier matización en el comunicado que emite el BCE al término de su reunión de política monetaria podría ser interpretada por los inversores como una señal de endurecimiento para dejar atrás su programa de flexibilización cuantitativa (QE, por sus siglas en inglés) que consiste en la compra de bonos por 2,55 billones de euros y es el más importante de los últimos tres años.
Entre estos mensajes que ha dejado el BCE destaca la inmediatez. Dado que este organismo se refiere a principios de este nuevo año para revisar su comunicación y ajustar gradualmente su mensaje para que refleje las mejores perspectivas de crecimiento que el organismo monetario puso sobre la mesa en su reunión del 14 de diciembre.
La entidad que preside Mario Draghi despidió 2017 mejorando «significativamente» sus previsiones de crecimiento hasta 2020. Anunció que esperaba que la eurozona crezca un 2,4% en 2017, en 2018 un 2,3% (cinco décimas más de lo proyectado anteriormente), en 2019 un 1,9% y en 2020 un 1,7%.
Con estas previsiones que anticipan un periodo de cierta bonanza económica, las actas del BCE indican «el lenguaje sobre varias dimensiones de su postura sobre política monetaria y el ‘forward guidance’ (las indicaciones futuras) podrían ser revisados al inicio de 2018». Además, indican que «fue ampliamente compartida la opinión de que la comunicación necesitará evolucionar gradualmente».
En ese sentido, las actas también sugieren que el primer cambio que introduciría podría estar relacionado con dejar atrás la promesa de comprar bonos hasta que la inflación vuelva al objetivo de «cerca pero siempre por debajo del 2%». Y según sus previsiones de diciembre, este año el IPC podría alcanzar el 1,4%, en 2019 el 1,5% y en 2020 el 1,7%.
Así, la fortaleza del crecimiento económico en la eurozona y la significativa reducción del déficit proporcionan «creciente confianza» en que la inflación convergerá a medio plazo hacia el objetivo del Consejo de Gobierno. Sin embargo, para que se produzca esa convergencia «continúa siendo necesario un amplio grado de estímulos monetarios».
Esto se logrará «gracias» a la hoja de ruta trazada por el BCE que incluye la compra de bonos a razón de 30.000 millones de euros mensuales hasta septiembre. A partir de ahí, el futuro es incierto, puesto que dentro del propio organismo monetario han quienes se decantan por reducir estos estímulos de la forma más gradual posible y quieres optan por ponerles fin este mismo año.
Powered by WPeMatico