El Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) está en proceso de cambio. Cada año las haciendas europeas pierden del orden de 50.000 millones de euros debido al fraude en el IVA, cuyas reglas sostiene Bruselas se han quedado obsoletas, son demasiado restrictivas o permiten demasiadas derogaciones que fragmentan el sistema. Ahora la Comisión Europea propone cambios legislativos para lograr una mayor uniformidad al tiempo que dan más libertad a los gobiernos de la UE para aplicar hasta tres tipos reducidos a determinados productos o servicios que consideren e incluso un tipo del 0%.
Actualmente, algunos estados miembros pueden aplicar tipos reducidos inferiores al 5% a la ropa infantil mientras que otros no pueden. El motivo es simple, quienes aplicaban porcentajes inferior antes de la entrada en vigor del reglamento, a principios de los noventa, han podido mantener sus derogaciones. Este es el caso de Francia que mantiene un tipo del 2,1%, Luxemburgo del 3% o España e Italia del 4% para determinados alimentos o productos farmacéuticos, mientras que otros países están obligados a aplicar tipos más elevados.
Bajo las nuevas reglas, además del tipo estándar mínimo del 15%, los estados miembros podrán aplicar un tipo de entre el 5% y el tipo mínimo elegido en dos categorías de productos o servicios. También tendrán derecho a derogar el IVA o aplicar un tipo cero en un caso y a aplicar un tipo reducido de entre el 0% y el 5%. La propuesta responde a una demanda de los estados miembros, como Reino Unido, para utilizar una autonomía que hoy día no tienen debido a que cualquier cambio en materia fiscal debe adoptarse por unanimidad. Esto augura a la propuesta una larga negociación en el Consejo.
Según la nueva propuesta, la reducción o exoneración del IVA podrá aplicarse a todo tipo de productos y servicios salvo a metales preciosos, bebidas alcohólicas, juego, teléfonos móviles inteligentes, servicios financieros, combustible, armas, tabaco y aparatos domésticos que deberán estar sujetos al mínimo del 15% aunque tendrán libertad para rebajar determinados productos como los pañales o las compresas y tampones. Además, para salvaguardar los ingresos y la recaudación, evitar una carrera a la baja que pueda distorsionar la competencia o incertidumbre legal, los estados miembros tendrán que garantizar que el tipo medio ponderado del IVA en cada país se mantenga como mínimo en el 12%. Los estados miembros tendrán que garantizar que si un producto se beneficia de un IVA reducido esa reducción también repercutirá en el precio que pagan los consumidores.
Hace tres meses la Comisión propuso un cambio en las reglas para aplicar el principio de cargar el IVA del país de destino. Para que esta reforma funcione Bruselas propone ahora equilibrar los tipos de IVA. «Para que el sistema funcione los tipos de IVA de los estados miembros tienen que ser similares de forma que la competencia desleal se mantenga al mínimo», esgrime la Comisión en su documento. Esto significa que las derogaciones y tipos reducidos actuales expirarán cuando se introduzca el nuevo sistema, que ahora debe negociarse en el Consejo, aunque los gobiernos tendrán libertad para mantener tipos reducidos.
La propuesta tiene una segunda derivada. La reforma favorecerá una reducción de costes en el papeleo de las pequeñas y medianas empresas cuando operan de forma transfronteriza y con ingresos de menos de 100.000 euros. Las normas actuales permiten a los Estados miembros aplicar exenciones al IVA de las pequeñas empresas siempre que no excedan una cantidad anual que varía de un país a otro. Las normas actuales permiten liberar a las empresas de determinadas obligaciones en materia de identificación, facturación o contabilidad que tienen libertad para utilizarlas o no. Pero estas medidas de simplificación solo están disponibles para las pequeñas compañías a nivel doméstico y no cuando operan de forma transfronteriza. «Esto crea un entramado de reglas que distorsionan el terreno de juego», sostiene la Comisión.
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