El ministro de Economía, Luis de Guindos, y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se han llevado al bolsillo la vicepresidencia del Banco Central Europeo (BCE). Faltan un par de trámites formales y tal vez un revés cosmético en el Parlamento Europeo, pero desde ayer ya está claro que Guindos sustituirá a Vítor Constâncio como número dos de la institución el próximo 1 de junio. Así lo decidieron ayer en Bruselas, por unanimidad, sus colegas del Eurogrupo y lo confirmarán el 22 de marzo los jefes de Estado y de Gobierno de la UE.
Con esta victoria España recupera una cuota importante de poder en la Unión Europea, después de que en mayo de 2012 perdiera su silla en el Comité Ejecutivo del BCE. José Manuel González Páramo, que había tomado el relevo de Eugenio Domingo Solans y fue sustituido por un luxemburgués, Yves Mersch.
«Supone un reconocimiento. Cuando lo perdimos en 2012 la situación era diferente. La reputación estaba en otro entorno. Ahora crecemos, hay superávit por cuenta corriente, mañana verán ustedes datos de comercio exterior. España ha recuperado muchísimo prestigio en los entornos comunitarios y esto es un puesto muy importante en la institución más importante de la zona euro», dijo ayer Guindos.
En el plano personal, el ministro consigue un puesto de relumbrón en Europa, algo que tenía en el punto de mira desde 2015, cuando perdió la carrera por presidir el Eurogrupo. Todo ha cambiado tras ese revés. Ahora Guindos, que dimitirá «en los próximos días», estará ocho años como número dos del BCE.
La noticia se confirmó oficialmente a las cinco y diez de la tarde, pero ya estaba clara desde las 14:40, cuando el Gobierno irlandés anunciaba la retirada del único rival del español, el Gobernador del Banco de Irlanda, Philip Lane. Dublín apartó a su candidato tras comprobar que no tenía apoyos. Así evitaba una votación y permitía al Eurogrupo dar imagen de unidad que Guindos va a necesitar.
El español no será un vicepresidente al uso. Los perfiles que hay ahora en la cúpula del BCE se han curtido en los bancos centrales de sus países, con excepción de Benoit Coeuré, que hizo carrera en el Tesoro francés. Y aunque alguna vez han llegado al Comité Ejecutivo candidatos con pasado político, Guindos será el primero que pasará directamente de liderar un ministerio a la cúspide de una institución que presume de independencia.
De ahí que una de sus primeras declaraciones públicas ayer fuera: «Siempre he defendido la independencia del BCE. Dejaré de ser ministro en los próximos días. La independencia del BCE está garantizada desde un punto de vista institucional, operativo, […] por los Estatutos y por el mandato que tiene el BCE, que voy a defender».
De momento, solo ha recibido buenas palabras de sus colegas. «No estamos cruzando ninguna línea roja. Guindos tiene todas las condiciones para ser un buen vicepresidente del BCE», dijo Bruno Le Maire, ministro de Finanzas francés, quien ha calificado al español como «el hombre adecuado en el lugar adecuado». El comisario de Economía, Pierre Moscovici, describió a Guindos como un «excelente colega», «competente», «con experiencia» y «capacidad de aprendizaje».
Donde más críticas va a recibir el ministro es en el dictamen que tiene que emitir el Parlamento Europeo. IU Europea y Los Verdes votarán en contra y los socialdemócratas han afirmado que Guindos no es el mejor candidato posible y que estudiarán su posición. La buena noticia para el ministro es que el dictamen no es vinculante. No sería la primera vez que el Consejo lo ignora.
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