La Confederación Europea de Sindicatos ha instado este martes a las empresas a elevar los salarios. La principal organización de trabajadores continental estima que los sueldos han perdido peso en la tarta de la riqueza europea y creen llegado el momento de revertir esa situación, que deja a los asalariados una ración cada vez más pequeña de la riqueza nacional. Para apoyar su demanda se basan en estadísticas de la Comisión Europea: si en 1975 la masa salarial suponía un 75% del PIB, hoy representa el 62,9%.
Según las cuentas de Bruselas, que maneja un concepto más amplio de ingresos que el Instituto Nacional de Estadística —además de las rentas de los asalariados, incluye una estimación de la remuneración del trabajo de autónomos y profesionales—, la participación laboral en la riqueza española se situó el pasado año en el 60,7%, más de dos puntos menos que la media comunitaria.
Tras esa pérdida de peso hay factores como la globalización que presiona a la baja los salarios por el exceso de oferta de trabajo, el aumento del número de autónomos y el declive de la industria frente al sector servicios. Todo eso ha propiciado un mayor protagonismo de los excedentes empresariales. «Políticos y economistas se preocupan a menudo por los costes salariales, pero el verdadero problema en los últimos 25 años han sido las rentas del capital: el monto pagado a los accionistas. La solución es una nueva negociación colectiva para obtener salarios más justos», propone Esther Lynch, secretaria general de la organización.
Para visibilizar la debilidad de los salarios, la entidad ha calculado cuánto tendría que aumentar la nómina de los trabajadores europeos para que el peso en el PIB de su remuneración se situara en el mismo nivel que a comienzos de los años noventa, cuando los salarios rondaban el 66% de la riqueza europea. El resultado es que para alcanzar la misma cota deberían aumentar en la UE en 1.769 euros por trabajador al año. En el caso de España, aún lejos de recuperar los niveles de empleo previos a la crisis económica, la distancia es aún mayor: deberían subir en 2.806 euros. «Las empresas obtienen más beneficio a costa de los salarios. No sería tan negativo si se reinvirtiera en el negocio y en mejorar la formación de la fuerza de trabajo, pero la inversión también ha caído respecto al PIB», lamenta Lynch.
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