Una marca más atractiva para los gustos actuales de los clientes está dentro del plan estratégico de buena parte de los despachos más punteros. Tanto es así, que en los últimos años hemos vivido una oleada de rediseños cuyo objetivo ha sido, en líneas generales, adaptarse a un mundo más globalizado.
Uno de los cambios más importantes lo dio Cuatrecasas hace un año. El bufete presidido por Rafael Fontana, que en 2017 celebró su primer centenario, perdió de su nombre comercial los apellidos Gonçalves Pereira y renovó el color burdeos del logotipo al que añadió también el coral, además de crear un logo nuevo y su propia tipografía para dar más personalidad a su imagen corporativa.
Otra de las firmas que actualizó su imagen en 2017 fue Baker McKenzie, que renovó su marca en un proyecto a nivel internacional y que coordinó para llevarlo a cabo a todas las oficinas que tiene repartidas por mundo. El despacho, que también perdió el símbolo de ‘&’ de su nombre, cambió el diseño, la tipografía y los colores en una propuesta ideada para «mantener la solidez del anterior, al tiempo que incorpora un aire fresco, cercano y conversacional con claridad y confianza».
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