Un informe reciente del Instituto de Economía de Barcelona (IEB) ha destacado las múltiples deficiencias que presenta el impuesto y ha alertado de que es un tributo en el que existe una gran elusión fiscal, especialmente de aquellos contribuyentes con mayores recursos.
José María Durán-Cabré, profesor de la Universidad de Barcelona y director del IEB apunta a problemas de equidad horizontal, es decir, que dos contribuyentes con igual riqueza reciben un tratamiento fiscal distinto en función de las características de los bienes que posean. Incluso un mismo activo, la vivienda, puede tributar de forma distinta en función de si se toma como referencia el valor catastral o de mercado. La legislación contempla exenciones para bienes como la vivienda habitual, los planes de pensiones o las participaciones en empresas familiares. “La exención de la empresa aumenta con el patrimonio hasta representar casi el 60% del patrimonio total del 1% de contribuyentes más ricos”, señala Durán-Cabré, que apunta que es un beneficio que “facilita el camino hacia la elusión fiscal”.
Recuerda que un estudio reciente del investigador Alejandro Esteller-Moré determinó que el tax gap o brecha fiscal del impuesto sobre el patrimonio en Cataluña se sitúa en el 45%. Esa es “la parte de la recaudación real que se deja de obtener en relación con la recaudación potencial, que es la que se debería obtener con pleno cumplimiento”. Y para el 10% de los declarantes más ricos, el tax gap se sitúa en el 50%.
Mariona Mas Montserrat, investigadora del IEB, recordó que durante años se podía incluir como patrimonio exento cualquier tipo de activo a través de participaciones indirectas en sociedades holding. Si bien la normativa se endureció, Mas señala que el control que realizan comunidades como Cataluña es laxo. “Poco efecto tiene, pues, endurecer la interpretación de la norma si no se comprueba que se aplique correctamente”.
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