Casi seis meses después de que Donald Trump nominara a Jerome Powell a sustituir a Janet Yellen al frente de la Reserva Federal, Powell cumplió ayer con el guion previsto. Estrenó el timón de la política monetaria estadounidense con la primera subida de tipos de 2018. Y dejó el precio del dinero en el país entre el 1,5% y el 1,75% en la sexta subida de tipos desde 2015.
Sin embargo, para el mercado una vez más el presente es ya pasado. Y otea en el discurso de este abogado de profesión, sin trayectoria académica como economista, pistas que le puedan indicar cómo discurrirá su mandato al frente de la Fed, una incógnita para muchos.
Por el momento y durante su primera rueda de prensa, Powell se situó en la línea blanda que caracterizaron los tiempos comandados por Yellen. Tildada de paloma en el sinuoso lenguaje de la política monetaria. Los inversores tratan de vislumbrar si Powell es un halcón. Hace tiempo que el mercado descontaba ya que ayer la Fed iba a subir el precio del dinero en EE UU. La decisión, de hecho, fue tomada por unanimidad entre todos los miembros del Comité del Mercado Abierto.
La duda estaba en si Powell iba a acelerar el proceso de normalización monetaria en el que esta institución lleva inmersa en los últimos años. Y si iba a modificar su plan para subir cuatro veces el precio del dinero este año, en lugar de las tres previstas. Powell decidió ser más cauteloso y no cambió el guion heredado. Pronosticó dos subidas más para 2018 y elevó a tres las previstas para 2019, una más que las contempladas en diciembre. Alzas que estarán ligadas a la evolución de la economía estadounidense. “La decisión es un paso más en el proceso de retirada de estímulos” afirmó Powell. Y aclaró que mantendrá inalterado el programa de reducción del balance de la Fed que fijó Yellen.
Tan solo el rumor de que Powell podría ser más agresivo de lo esperado provocó un cataclismo en los mercados a principios de febrero. Y el Dow Jones sufrió su mayor caída intradía en puntos de la historia. En esa ocasión fueron determinados datos macro (como los salarios) los que desataron los temores de un repunte de la inflación superior al esperado. Sobre este asunto, Powell reincidió en la cautela sobre la inflación que caracterizaba el discurso de su predecesora. Mantuvo inalterada la previsión de inflación en el 1,9% este año. Y vaticinó que llegará al 2% en 2019.
Modificó, sin embargo, sus estimaciones de PIB dos décimas por encima en 2018 y cuatro al año siguiente. Prevé que la economía estadounidense llegue al 2,7% en 2018 y al 2,4% en 2019. La reacción del mercado se notó más en el dólar, que optó por ceder posiciones frente al euro. La divisa europea escaló hasta situarse por encima de los 1,23 dólares. Por su parte, las rentabilidades de la deuda a corto optaron por la indecisión.
Un comportamiento similar al de los bonos a 10 años, cuya rentabilidad volvió a amenazar el 3%, aunque poco a poco se fue desinflando, hasta situarse en el 2,88%. El comportamiento fue más irregular en el parqué. La previsión de tres subidas de tipos y la confianza en la economía dio alas a la Bolsa y el Dow Jones subió más del 1%. Ganancias que se esfumaron al cierre, cuando el índice cedió un 0,18%.
Pero Powell no se refirió solo a política monetaria. Aquí trató de echar un capote a quien le nominó para el cargo, Donald Trump. Esgrimió la fortaleza en la economía estadounidense para minimizar el efecto de una posible guerra comercial. Aunque reconoció las preocupaciones que le han expresado líderes empresariales de todo el país sobre las consecuencias de introducir aranceles a las importaciones. Más contundente fue a la hora de glorificar las bondades de la reforma fiscal que, en sus palabras, es “un incentivo importante a la productividad y las inversiones”.
Las Bolsas europeas, a la espera de conocer los detalles de la Fed, pusieron en su punto de mira las relaciones comerciales entre China y EE UU y las posibles contramedidas de Pekín a los aranceles estadounidenses. El Ibex cedió un 0,52%, con Arcelor Mittal subiendo un 3,9%. Tras ella, Indra y Siemens Gamesa sumaron un 2,7% y 2,5%, respectivamente.
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