El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha anunciado desde su cuenta de Twitter que España cerró el año pasado con un déficit público del 3,07% del PIB y cumplió así el objetivo marcado del 3,1%. El jefe del Ejecutivo ha asegurado que se trata de un «dato fundamental para seguir creciendo, creando empleo y garantizando los servicios públicos».
El desfase avanzado por Rajoy implica que España registró gastó el año pasado 35.724 millones más de los que ingresó. Un año antes, en 2016, los números rojos ascendían a 48.000 millones. Así, España redujo su déficit en 12.300 millones el año pasado. Ello fue posible por la mejora de la recaudación tributaria. Aun así, los ingresos fiscales se situaron por debajo de lo presupuestado. El menor gasto en intereses y en desempleo han sido factores que han permitido que España cumpliera el objetivo de déficit público.
Para el ejercicio en curso, España se ha comprometido a reducir sus números rojos hasta el 2,2% del PIB, lo que supondría cumplir por primera vez en una década el Pacto de Estabilidad de la UE y abandonar así el procedimiento de déficit excesivo. Bajar del umbral del 3% parece fácil. No tanto cumplir el objetivo del 2,2% en un clima preelectoral. El compromiso de subir el sueldo a los funcionarios, equiparar el sueldo de guardias civiles y policías nacionales con sus homólogos autonómicos o incrementar las pensiones son medidas que elevarán el gasto público. Al mismo tiempo, el Gobierno se ha comprometido a rebajar el IRPF. Una ecuación que complica que el déficit baje al 2,2% que contempla el pacto de estabilidad.
El esfuerzo fiscal que ha realizado España en la última década es notable e inédito. Se ha pasado de un déficit público del 11% en 2009 al 3% en 2017. Un ajuste duro y que se ha logrado recortando especialmente la inversión pública y también las partidas ligadas al Estado de bienestar. Las pensiones son el único capítulo de gasto que no ha caído durante la crisis. Por el lado de los ingresos, el saneamiento de las cuentas públicas se ha producido con drásticas subidas fiscales. IRPF, IVA, Sociedades o IBI son algunos de los impuestos que durante la última década se han incrementado. Aunque, eso sí, las subidas fueron compensadas con rebajas tributarias en el IRPF y Sociedades en la reforma fiscal que entró en vigor en 2016.
Los informes oficiales de Hacienda indicarán que es la tercera vez que el Gobierno de Mariano Rajoy logra cumplir el objetivo de déficit. Teóricamente, sucedió en 2013, 2016 y 2017. En realidad, solo el año pasado se cumplió de forma clara y sin trampas el objetivo de déficit. En el año 2013, el límite de déficit fue del 6,5% y España cerró con un déficit del 6,3% del PIB, sin embargo, se trata de una ilusión. Posteriormente esta cifra fue revisada y los números rojos aumentaron hasta el 6,7%. En 2016, el déficit público fue del 4,3%, inferior al objetivo del 4,6%. Aun así, hay que tener en cuenta que el límite inicial era del 2,8%, importe que en abril de ese año aumentó hasta el 3,6% y que finalmente quedó, cuando quedaban semanas para acabar el año, en el 4,6%. Elevar el objetivo de déficit a medida que avanza el año quita valor a su cumplimiento.
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