La recaudación por IRPF habría cerrado 2017, a falta de conocer los datos exactos este mismo lunes, un récord histórico en el entorno de los 77.000 millones de euros. Esa cifra mejora en un 6,4% la obtenida en 2014, de 72.419 millones, justo antes de que comenzaran a notarse los efectos de la rebaja de este tributo que, por partes, lanzó el ministro de Hacienda y Función Pública, Cristóbal Montoro. La jugada, aunque con más de un dolor de cabeza, le ha salido perfecta, logrando elevar los ingresos pese a reducir los tipos del tributo.
Se cumple, en esta ocasión, el precepto de la denominada Curva de Laffer, en honor al economista británico Arthur Laffer, quien describió cómo una subida de impuestos no tenía por qué implicar un aumento de la recaudación y viceversa. Hay que decir al respecto que esta ecuación no siempre ha funcionado, pues las alzas impositivas que el mismo Ejecutivo del PP acometió en el año 2012 también implicaron una drástica mejora de la recaudación, y ello pese a que en aquellos momentos España padecía los efectos de la peor recesión que se recuerda en las últimas décadas.
La rebaja que impulsó Hacienda desde enero 2015 tuvo un impacto, según los informes de recaudación tributaria del citado departamento, de 4.390 millones en aquel año, electoral, y de otros 4.152 millones en 2016. A esa cantidad, que viene a mostrar el ímpetu de la bajada del tributo, habría que restarle los 1.081 millones que la Agencia Tributaria ingresó de más en 2017 por el fin de los efectos de la citada rebaja en los dos ejercicios precedentes. Todos estos datos se extraen de los cuadros de impacto normativo que los distintos gobiernos han venido incorporando a sus informes desde el año 2008.
Cabe decir, pese a que en esta ocasión le haya salido bien la jugada al ministro Montoro, que la citada rebaja estuvo a punto de penalizar seriamente a España en el año 2016, cuando debió cumplirse por mandato europeo un déficit del 4,2% y Hacienda comunicó un 5,16%. Ahora la situación es distinta: gracias al crecimiento económico y a un aumento de la recaudación global de más del 6,4%, España ha logrado cumplir la meta de desvío público, fijada en el 3,1%. Lo reconoció, a través de la red Twitter y el pasado jueves, el presidente Mariano Rajoy.
El IRPF se ha convertido en el mejor aliado de los ministros de Hacienda para reconducir las finanzas y mejorar los ingresos. Este año, si las previsiones de Hacienda no fallan, el tributo dejará por primera vez más de 80.000 millones en las arcas públicas, una barrera jamás superada con antelación. De hecho, el Impuesto de la Renta será clave para que la recaudación total sobrepase por primera vez los 200.000 millones de euros y bata el récord del 2007, inalcanzable el año pasado.
Los datos de este último ejercicio, con esos 77.000 millones de ingresos por IRPF, vienen a mejorar en casi 20.000 millones las cifras que se obtuvieron hace diez años, antes de que la crisis causara un destrozo de 50.000 millones en Hacienda. Entonces, en 2007, el Impuesto de la Renta dejó algo más de 58.000 millones. Y lo curioso es que lo hizo con tipos y tramos sumamente parecidos a los actuales.
Hoy, quien cuenta con una renta del trabajo inferior a 12.450 euros, abona un tipo del 19% frente al 24 en el que lo dejó José Luis Rodríguez Zapatero en su reforma de 2007. De 12.450 a 17.700 euros anuales el tipo es el mismo, del 24%; y quienes cobran entre 17.700 y 20.200 euros pagan incluso un tipo más bajo que antes, también del 24%.
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