El BCE instó a respetar las reglas fiscales existentes en la eurozona, especialmente en los estados con un alto grado de endeudamiento público como Italia, según las actas de su última reunión del pasado 26 de abril. El Consejo considera además que las reformas estructurales en países del área euro deben intensificarse, y llama a una rápida y sustantiva conclusión de la unión bancaria y la del mercado de capitales.
El máximo órgano rector del banco estima que se requiere todavía un «amplio grado de acomodación en la política monetaria» ya que, aunque el crecimiento económico del área continuará «a un ritmo sólido», los riesgos relacionados con la amenaza del proteccionismo se han vuelto «más prominentes». Los directivos del banco consideran que los conflictos comerciales no solo pueden tener un efecto adverso en la actividad de los países involucrados, sino que pueden ejercer «efectos más amplios como consecuencia del aumento de la incertidumbre y la disminución de la confianza».
Asimismo, señalan que «relaciones comerciales turbulentas» pueden ocasionar «movimientos convulsos» en los tipos de cambio de divisas y elevar la volatilidad en los mercados financieros. La incertidumbre asociada a las prolongadas tensiones comerciales actuales ha podido ya tener efectos en las exportaciones de algunas economías de la eurozona, indican. Respecto a su política monetaria, el banco cree que debe mantenerse invariable y esperar todavía para determinar con precisión las causas de la desaceleración económica del primer trimestre.
Advierte de que la inflación subyacente continúa siendo débil, y para apoyar su repunte se precisa aún «paciencia, persistencia y prudencia». Las actas reflejan que uno de los miembros del Consejo indicó que los analistas y los sondeos apuntan a que el mercado anticipa el final de las compras de deuda hacia el final de 2018.
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