“La economía española seguirá creciendo en 2018 y 2019 a un ritmo sólido, aunque más moderado», ha considerado hoy la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Por ello ha aumentado sus previsiones de crecimiento del PIB al 2,8% este año y al 2,4%, el próximo, lo que supone tres y cinco décimas más, respectivamente, que lo que habían previsto en noviembre.
Si bien, esta buena marcha no está exenta de riesgos, según los expertos de esta organización. Y uno de ellos es la última subida de las pensiones, ya que, en opinión de la OCDE «la aplicación de la reforma de las pensiones resulta clave para garantizar la sostenibilidad fiscal a largo plazo». Consecuentemente, el pacto del Gobierno con el PNV que incumple los dos factores creados en la última reforma de pensiones –el de revalorización y el de sostenibilidad– pone en entredicho las garantías de equilibrio financiero de la economía española para los próximos años.
Según distintos cálculos la aplicación de estos factores aprobados en 2013 supondría alrededor del 30% del control del incremento del gasto para el futuro en pensiones para hacerlo sostenible, mientras que el 70% de dicho freno al gasto provendría de la reforma socialista de 2011.
Económicamente, solo la subida de pensiones del 1,6% prevista para este año y para 2019 tendrá un coste acumulado hasta el año 2030 en de casi 40.000 millones de euros, según un cálculo elaborado por BBVA Resecar. Y esto suponiendo que en 2020 volviera a aplicarse el índice de revalorización creado en 2013, que fija una subida máxima del 0,25% de las pensiones siempre que haya déficit en el sistema de Seguridad Social.
No obstante, pese a esta advertencia, las previsiones de la OCDE para España son buenas y colocan su crecimiento económico por delante de la media de crecimiento del PIB de la zona euro (2,2% para 2018; y 2,1%, para 2019). Y también por delante de sus principales socios como Alemania, que prevén que crezca un 2,1% este año y el próximo; o Francia (1,9% también para ambos ejercicios).
Según la OCDE las condiciones económicas favorables y la fuerte creación de empleo continuarán sustentando la demanda privada nacional. Mientras que las exportaciones también continuarán contribuyendo de forma clave al crecimiento del PIB, aseguran estos expertos.
Además, consideran que esta revisión al alza de las previsiones para España ha sido posible porque «hasta el momento se han contenido las consecuencias económicas de la incertidumbre política en torno a Cataluña». Si bien, al mismo tiempo, desde la OCDE apuntan que «la persistente incertidumbre en Cataluña podría mermar aún más la confianza y golpear la demanda interna».
¿Qué otros riesgos ven desde la OCDE para el crecimiento de la economía española? Entre otros, apuntan a una posible subida de los precios del petróleo, que podría ejercer presión sobre la inflación –que se sitúa ya en el 2%–. También alerta sobre la posibilidad de que el Gobierno en minoría de Mariano Rajoy, «podría tener dificultades para seguir adelante con el programa nacional de reformas».
Precisamente, dentro del capítulo de reformas, estos analistas piden al Ejecutivo que se centren en el mercado laboral y en el sistema tributario. La primera de ellas debería estar orientada a incrementar la eficacia de las políticas activas de empleo «y a reducir la dualidad mediante una mejor supervisión del abuso del empleo temporal». Seguidamente aconsejan una nueva reforma fiscal «que elimine gradualmente las exenciones existentes y mejore aún más la administración del IVA». Asimismo, recomiendan un mayor uso de los impuestos medioambientales.
Dicho todo esto, la OCDE también detecta elementos que podrían contrarrestar todos estos riesgos e impulsar el crecimiento por encima de las perspectivas. Se trata del aumento de la inversión en construcción y una demanda más sólida por parte de Europa, que es principal destino de las exportaciones de España.
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