La reforma del IRPF incluida en los Presupuestos Generales del Estado de 2018 que el Congreso aprobó hace dos semanas supone una rebaja fiscal para rentas inferiores a 18.000 euros. Sin embargo, tal y como reveló Cinco Días el pasado 17 de mayo, la reforma se ha articulado de tal modo que las rentas bajas tributarán menos por su renta, pero cuando consigan aumentar su sueldo, bien porque logran una mejora económica o realizan horas extras, sufrirán unos tipos marginales de hasta el 62,5%.
Es decir, por cada 100 euros adicionales, 62,5 euros se irán en impuestos (IRPF y Seguridad Social) y solo 37,5 euros se quedarán en bolsillo. Se trata de una distorsión que no es nueva, pero que la reforma pactada entre Hacienda y Ciudadanos agudiza. Hasta ahora, el tipo marginal efectivo se situaba en el 45% para rentas entre 12.100 y 15.500 euros.
El portavoz de Hacienda de Ciudadanos, Francisco de la Torre, reconoció que existe este efecto; sin embargo, lo relativizó al señalar que lo relevante es que todos los contribuyentes afectados por la rebaja pagarán menos IRPF. De la Torre considera que el IRPF se puede mejorar, pero también señala que la rebaja fiscal propuesta tendría un coste mucho mayor si se aprobara sin elevar los marginales. El nuevo presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya ha avanzado que respetará el Presupuesto. Así, los tipos marginales para rentas bajas se dispararán.
Tres economistas han elaborado una propuesta de reforma fiscal alternativa que permitiría reducir el IRPF y, al mismo tiempo, evitar que se penalicen las ganancias salariales a las rentas bajas. La propuesta de Ignacio Conde-Ruiz, Carmen Marín y Juan Rubio-Ramírez, publicada en el blog de economía Nada es gratis, consiste en que la rebaja fiscal incluida en los Presupuestos y que se centra en la reducción de rendimientos del trabajo se traslade al mínimo exento del impuesto. Un cambio que modifica totalmente los efectos.
La reducción por rendimientos del trabajo es una figura que permite rebajar en 3.700 euros la base liquidable de los contribuyentes cuyo sueldo, tras descontar las cotizaciones sociales, es inferior a 11.250 euros. Este importe se reduce paulatinamente hasta desparecer para los que ganan entre 11.250 y 14.450 euros. Ello provoca un efecto curioso: cuando el sueldo bruto en esos tramos aumente en un euro, la base liquidable sube en más de dos euros. Por eso el tipo marginal efectivo se dispara. La reforma incluida en los Presupuestos eleva la reducción por rendimientos del trabajo, lo que provoca que el problema se desplace a rentas más elevadas y, además, se intensifique de tal forma que el marginal efectivo llega a superar el 60%. Es el porcentaje más elevado de la OCDE para este tipo de rentas.
La propuesta de Conde-Ruiz, Marín y Rubio-Ramírez consiste en suprimir totalmente los 3.700 euros de la reducción por rendimientos del trabajo y también la deducción de 2.000 euros lineales que todos los asalariados se aplican por el mero hecho de serlo.
Ambos beneficios suman 5.700 euros y pasarían a elevar el mínimo exento, hoy fijado en 5.550 euros. Es decir, cada contribuyente no tributaría por 11.250 euros. Suprimir el gasto deducible lineal de 2.000 euros, la reducción por rendimientos del trabajo y eliminar el mínimo exento permitiría una rebaja fiscal progresiva y que se aplicaría a todos los contribuyentes. Al mismo tiempo, se acabaría con los tipos marginales disparados para rentas bajas. Con este modelo, lo que se tributa por cada euro adicional también aumenta de forma progresiva.
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