El euro volvió a transitar por momentos durante la semana pasada por la cuerda floja. La divisa europea cayó por debajo de los 1,16 dólares, a mínimos de julio de 2017, ante la extrema inquietud que creó la crisis institucional en Italia y la hipótesis de unas elecciones que en realidad se convirtieran en un plebiscito sobre la continuidad en el club comunitario.
La recomposición del Gobierno en Italia, que ha evitado una nueva convocatoria electoral, ha calmado relativamente los ánimos y ha propiciado con ello una ligera recuperación de la divisa europea, a niveles de 1,17 dólares. A ello se sumaron ayer los mensajes lanzados por miembros del BCE, favorables a abordar el fin de las compras de deuda en la reunión de la próxima semana, lo que devolvió a la divisa a los niveles de hace dos semanas. Pero la llegada al poder en la tercera economía de la zona euro de dos partidos de claro corte euroescéptico y el mensaje lanzado por su primer ministro, anunciando un “cambio radical” en Italia, han vuelto a abrir la caja de los truenos sobre el proyecto comunitario, lo que augura un horizonte de debilidad para la divisa europea en el más corto plazo.
“La zona euro puede verse como una casa in tejado: es un buen lugar para vivir, mientras no llueva”, aseguraba tajante Goldman Sachs en un informe publicado la semana pasada, en el que recuerda que los acontecimientos políticos en Italia han dejado en evidencia los defectos estructurales de la UE. Las firmas de análisis prevén de hecho más nubarrones con lluvia sobre Italia, lo que lleva a lanzar perspectivas muy moderadas para la evolución de la divisa europea.
Bank of America Merrill Lynch se declara bajista en el más corto plazo respecto al euro, con un escenario base para su cotización al cierre del segundo trimestre en el entorno de los 1,15 dólares. El banco estadounidense señala que Italia es ahora el principal riesgo, al que se añade la disputa comercial entre Estados Unidos y la UE y la debilidad de los últimos datos macro de la zona euro. Si Italia entra de nuevo en situación de crisis política, el euro podría depreciarse un 5% y si llega a poner en duda la sostenibilidad del proyecto europeo, su depreciación sería del 10%, según BofAML, que en todo caso no contempla en tales supuestos el Italexit.
Italia también ha llevado a Goldman Sachs a revisar a la baja sus previsiones para el euro, que prevé en los 1,15, 1,20 y 1,25 dólares en un horizonte de 3, 6 a 12 meses, respectivamente. La perspectiva anterior eran las cotas de 1,20, 1,27 y 1,30 dólares. El banco señala que el descenso desde los niveles de 1,24 de finales de marzo al nivel de los 1,20 tuvo que ver con el menor pulso económico de la zona euro, pero el descenso posterior ha estado precipitado por Italia. Goldman Sachs le concede ahora al euro un valor objetivo de entre 1,15 y 1,16 dólares, frente a los 1,20 de mediados de mayo. “Es difícil esperar una subida en el corto plazo”, añade.
Citi se suma a quienes ven en Italia un factor de peso sobre el euro. “Esperamos que el euro se mueva entre los 1,15 y los 1,20 dólares. Hay un riesgo de que caiga de los 1,15 dependiendo de los mensajes del nuevo Gobierno italiano. Las posiciones de los inversores asiáticos en deuda italiana son clave, son muy cautelosos y sus ventas en la semana pasada determinaron la caída del euro. Una nueva liquidación de posiciones en deuda italiana implica venta de euros”, advierte Francisco de Haro, experto de mercado de divisas de Citi.
Powered by WPeMatico