La economía española ha mantenido el crecimiento al mejorar un 0,7% en el segundo trimestre de 2018, según el último Boletín Económico publicado hoy por el Banco de España. De esta forma, el PIB español encadena cuatro trimestres creciendo un 0,7% intertrimestral.
El Banco de España ha explicado en su informe que «el dinamismo de la actividad habría continuado sustentándose en la fortaleza de la demanda interna, dentro de la cual el consumo privado habría mantenido ritmos elevados de avance, en un contexto en que la mejora sostenida del empleo sigue apoyando las rentas de los hogares y, por tanto, su gasto». Concretamente, el organismo ha pronosticado que la demanda interna ha crecido entre abril y junio un 0,7% y el empleo un 2,3%.
No obstante, el Banco de España ha alertado de que «en el tramo final del trimestre podría haberse producido un cierto debilitamiento del consumo, como consecuencia de la pérdida de poder adquisitivo que se deriva del repunte de la inflación». «Por su parte, la inversión en equipo se habría recuperado en el segundo trimestre, tras la debilidad del primero, como sugieren, en particular, el índice de producción industrial de estos bienes, las positivas expectativas de rentabilidad y de demanda y las favorables condiciones financieras vigentes», ha destacado en el informe.
El buen comportamiento España contrasta con el conjunto de la zona euro donde el PIB echó el freno en el primer trimestre de 2018 al crecer un 0,4% frente al 0,7% que mantuvo en los cuatro trimestres de 2017. El Banco de España -que no adelanta datos de la zona euro del segundo trimestre- explica que en la desaceleración registrada en el arranque del año «se han identificado algunos factores de naturaleza puramente transitoria, pero también parece haber un cierto papel explicativo para otros de carácter más permanente, como los efectos desfasados sobre los flujos de comercio exterior de la apreciación del tipo de cambio que se observó a lo largo de 2017».
Las proyecciones de la entidad apuntan que la economía española tendrá «una prolongación de la fase alcista del ciclo, en un contexto en que se espera el mantenimiento del tono expansivo de las políticas de demanda y de la trayectoria favorable de la economía mundial». Según el análisis, «el crecimiento del PIB tendería, no obstante, a moderarse en los próximos años como consecuencia del alza reciente del precio del petróleo, una contención gradual de los ritmos esperados de avance de los mercados exteriores y un cierto atemperamiento del impulso expansivo procedente de la política monetaria».
En concreto, tras avanzar un 2,7% este año, el PIB crecería un 2,4% y un 2,1% en 2019 y 2020, respectivamente. El organismo ha explicado que «junto a los riesgos relativos al entorno exterior que se han descrito, este escenario favorable está sometido a las incertidumbres acerca del curso futuro de las políticas económicas domésticas, que se derivan de un contexto en que la configuración de fuerzas parlamentarias puede dificultar la conformación de mayorías que impulsen la actividad legislativa».
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