La Comisión Europea ha advertido a Donald Trump de las graves consecuencias de imponer aranceles a los vehículos y recambios extranjeros, tal y como el presidente de EEUU lleva amenazando en los últimos meses. Y estas consecuencias se asemejan a una guerra comercial abierta entre Washington y el resto de países: las represalias de los socios comerciales de EEUU podrían afectar a casi 300.000 millones de dólares (260.000 millones de euros) en exportaciones estadounidenses, con un impacto en su PIB de entre 13.000 y 14.000 millones.
«Sobre la base de la investigación […] al sector de automóviles y recambios, las medidas restrictivas al comercio de EEUU podrían resultar en un volumen muy significativo de las exportaciones de EEUU afectadas, estimadas en 294.000 millones de dólares (o el 19% del total de exportaciones de EEUU en 2017)», asegura la Comisión Europea en una misiva enviada al Departamento de Comercio de EEUU la semana pasada. De esos 294.000 millones de dólares, 58.000 millones corresponderían a la UE, según ha informado hoy Daniel Rosario, portavoz de la Comisión Europea.
«Imponer medidas restrictivas [en referencia a un arancel del 25%] dañará las actuales tendencias positivas del sector del automóvil y de los recambios en EEUU y tendrá un impacto negativo en el PIB de EEUU de hasta 13-14.000 millones de dólares», continúa el Ejecutivo comunitario.
Este documento es la contribución de la Unión Europea a la investigación iniciada por la Administración Trump para determinar si impone aranceles a los automóviles extranjeros y a las piezas de recambio, en aras de la seguridad nacional. Se trataría de un gravamen similar al que ha empezado a aplicar al acero y al aluminio extranjeros, pero en ese caso, la medida solo ha afectado a 3.000 millones de euros en exportaciones europeas. Ahora la cifra se multiplica por más de 16, hasta 50.000 millones.
Una escalada de aranceles y represalias entre las grandes economías del mundo es uno de los factores de riesgo para el crecimiento mundial, según han advertido recientemente organismos como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Central Europeo (BCE).
«Este acontecimiento daña el comercio, el crecimiento y los empleos en EEUU y el extranjero, debilita los vínculos con amigos y aliados, y desvía la atención de los desafíos estratégicos compartidos que sí amenazan el modelo económico de mercado occidental», afirma el Ejecutivo comunitario.
La lógica que expone la Comisión Europea es que, si estos aranceles al acero y al aluminio han supuesto represalias comerciales por parte de los socios de EEUU, su extensión a los automóviles se verá correspondida proporcionalmente. La UE ha empezado a aplicar ya aranceles a una serie de importaciones desde EEUU, como las motocicletas Harley Davidson. Canadá, por su parte, ha anunciado aranceles a 13.000 millones de dólares en importaciones desde su vecino del sur.
Trump lleva semanas amenazando públicamente con aplicar estos aranceles a los vehículos europeos y las piezas de recambio. En su cuenta oficial de la red social Twitter ha dejado caer ideas como unos gravámenes del 20 y el 25% y ha mencionado directamente marcas como BMW o Mercedes.
El presidente de EEUU considera injusto que los vehículos estadounidenses paguen un arancel del 10% para acceder al mercado europeo y que a la inversa la tasa se reduzca hasta el 2,5%. La Comisión Europea responde que eso es solo una visión parcial de la situación, ya que hay otros productos, como los camiones, donde la situación es la opuesta. Además, buena parte de las barreras arancelarias hoy en día no llegan en forma de arancel, sino de normativas y regulaciones sectoriales.
El trasfondo de toda esta polémica iniciada por Trump están los 120.000 millones de euros anuales del déficit comercial con la UE (la diferencia entre los 594.000 millones en bienes y servicios que los europeos venden a los estadounidenses y los 474.000 millones que se venden a la inversa).
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