Los ayuntamientos españoles obtienen el 55% de sus ingresos de los impuestos y tasas locales, una cifra que supera la media de la UE, del 38,1%, y que les ha permitido mantener un constante flujo de recursos durante los peores años de la recesión. En concreto, cada capital de provincia recauda, de media, 678 euros por habitante al año en tributos municipales.
Así lo revela el informe Panorama de la Fiscalidad Local 2018, elaborado por la profesora de Economía Aplicada de la Universidad de Murcia, María José Portillo, en coordinación con el Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF) bajo el paraguas del Consejo General de Economistas de España, que fue presentado ayer.
El documento subraya que el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) es el más importante para las economías municipales, pues de media supone un 28,2% de sus ingresos, siendo “el tributo que ha sostenido buena parte de su financiación en la travesía de la crisis”.
El IBI es uno de los tres tributos obligatorios para los ayuntamientos, junto al Impuesto sobre Actividades Económicas (IAE), que aporta el 3,1% de los ingresos a 40 euros por habitante, y el Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica (IVTM), que suma unos 47 euros por ciudadano y el 4,7% de ingresos.
Además, los municipios tienen la opción de aplicar también si lo desean dos tributos potestativos: el Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO), que suma el 1,4% de los recursos a 17,3 euros por habitante, y el Impuesto sobre el Incremento de Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana (IIVTNU), el llamado impuesto de la plusvalía municipal. Este aporta el 4,7% de ingresos a 88,1 euros por habitante. Otro 13,6% de ingresos provienen de las tasas municipales. El resto proviene de partidas como sanciones, o, ante todo, de transferencias del Estado.
A partir de ahí, las administraciones locales tienen cierto margen para jugar con estos gravámenes, pudiendo fijar los tipos del IBI dentro de una horquilla de entre el 0,4% al 1,1% del valor catastral del inmueble, aplicar exenciones o bonificaciones. De media, los ayuntamientos recaudan 315,2 euros por habitante en IBI cada año, cifra que viene condicionada de un lado por el tipo aplicado y, de otro, por el valor catastral de los inmuebles, lo que encarece el impuesto en las ciudades con barrios más onerosos.
De esta forma, Madrid es la ciudad española que más ingresa por IBI, con una recaudación prevista de 428,9 euros por habitante para 2018. Le siguen Castellón, con 419,8 euros, y León, con 407,3 euros. Sin embargo, la capital de provincia que cobra el IBI más alto es Tarragona, que aplica una tasa para viviendas urbanas del 0,953% y recauda 398,7 euros por habitante, frente al gravamen del 0,51% que aplica Madrid. Le siguen de cerca Lleida, con el 0,943% y Gerona, con el 0,907% mientras que Barcelona rebaja la cuota al 0,75%, detalla el informe.
El peso relativo del IBI también oscila en función de cada municipio, sumando el 78,4% de los ingresos de Ciudad Real pero solo un 46,9% de la recaudación de Vitoria, por ejemplo, por ilustrar con los dos ejemplos más extremos.
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