La Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas) publicó ayer un extenso informe llamado Brechas de género en el que concluye que «la maternidad ya no aleja a las mujeres del mercado laboral». «La práctica de abandonar el mercado de trabajo, coincidiendo con la edad de maternidad, tiende a desaparecer», explica el documento, que apunta también que «si en 1987 la tasa de actividad femenina era del 32% y en el mercado de trabajo participaban algo menos de cinco millones de mujeres, en 2017 la tasa de actividad se situó en el 53% y el número de mujeres activas superó los 10 millones».
Sin embargo, en el mismo texto, Funcas advierte también de que las madres tienen empleos notablemente peor remunerados que los padres. «En líneas generales, tener hijos aumenta, en media, los ingresos mensuales de los hombres, mientras que produce el efecto contrario sobre las mujeres. La misma tendencia se observa también en España, donde la brecha salarial es casi inexistente entre personas solteras y sin hijos (de un 0,8%), pero aumenta hasta un 37% cuando observamos la diferencia en las ganancias de hombres y mujeres con hijos que viven en pareja», apunta el documento.
Esto quiere decir que sí, que la tendencia ha cambiado y que las trabajadoras se reincorporan al mercado laboral tras ser madres, pero, al mismo tiempo, lo hacen en peores puestos, con unos ingresos inferiores y, en definitiva, en una situación de mayor precariedad. Una consecuencia directa de esta situación, prosigue el documento, es que la brecha salarial en el conjunto del mercado laboral asciende en España al 11,5%. «Una de las principales causas de la brecha salarial parece estar directamente relacionada con la maternidad, como han mostrado diversas investigaciones», explica la responsable del capítulo que, además, señala que ese 11,5% se encuentra «algo por debajo de la media de la OCDE» pero muy alejado de las cifras de «Grecia, Bélgica, Eslovaquia, Italia, Dinamarca, Noruega, Nueva Zelanda, Hungría, Francia e Islandia», que se sitúan en todos los casos «por debajo del umbral del 10%».
Por otra parte, en el capítulo dedicado a pensiones, la investigadora Estefanía Alaminos pone la atención en el fuerte aumento que se ha producido en el número de mujeres pensionistas. «Entre 2005 y 2017, el número de mujeres pensionistas de jubilación creció de media un 2,36% anual, casi un punto porcentual más que el de los hombres (1,43%)», explica. Este repunte ha ido acompañado, además, de la llegada a la jubilación de trabajadoras con un mayor salario y, por lo tanto, con derecho a una mayor jubilación. «Si en 2005 las mujeres de entre 65 y 69 años percibían una pensión un 39% inferior a la de sus coetáneos masculinos, en 2017 esa diferencia se situaba en el 29%», desarrolla el texto.
En cambio, la situación para los pensionistas de mayor edad es justo la contraria. «Entre los pensionistas de jubilación de 85 o más años, dicha brecha había aumentado desde el 36% en 2005 al 40% en 2017», se expone, «hecho que se explica por el aumento en el número de hombres de edades avanzadas que han generado derecho a pensión, siendo aún escaso el número de mujeres pensionistas de mayor edad».
Por último, y en términos de acceso a la educación, Funcas afirma que «en el conjunto de la UE, existe la misma proporción de hombres y mujeres matriculados en educación superior, y entre las generaciones que están terminando sus estudios, la proporción de mujeres con estudios superiores es algo mayor que la de hombres». Esta es una situación básica para igualar los salarios por género, pero si se profundiza en los datos se observa que existe una evidente «segregación sectorial» que tiene «un impacto en el mercado laboral, y potencialmente en la brecha salarial entre hombres y mujeres».
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