A los autónomos, más de 3,72 millones según la EPA (Encuesta de Población Activa) les quita el sueño no tener clientes, la jubilación, los impagos o tener un accidente. Preocupaciones que han inspirado la letra de estas canciones y que son el resultado de un amplio estudio demoscópico, elaborado por la agencia digital de seguros para autónomos Muno, vinculada al departamento de Venture Creation del área New Digital Business de BBVA, sobre el estado y el estilo de vida de este colectivo, para medir su grado de aportación real al empleo y a la economía.
Así, el punto más caliente del estudio se refiere a cambios en las cotizaciones. El 62,8% de los autónomos reclama a la nueva Ley de Autónomos, (aprobada por unanimidad en las dos Cámaras el pasado octubre), una mejora en las cotizaciones por ingresos reales. Un cambio polémico en el que los propios autónomos no se ponen de acuerdo “porque depende de los ingresos de cada uno y todavía una mayoría está cotizando por debajo de sus ingresos reales”, apunta Lorenzo Amor, presidente de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA).
Esto quiere decir que, asumida ya la reciente subida de cuatro euros en la cuota mensual que paga el autónomo, aprobada en los Presupuestos Generales del Estado, si las bandas de cotización se cifran en 932 euros la mínima, (con una cuota al mes de 278 euros) y 3.800 euros la máxima (con una cuota de 1.137 euros) “el 85% del colectivo está cotizando en la banda mínima”, añade Amor, “debido a que tradicionalmente lo ha hecho así porque todo era pagar sin prestación y porque un autónomo no puede prever ingresos a futuro. Cotizar por ingresos reales perjudicaría a 2,2 millones de autónomos”.
Dentro de ese 15% que eligen subirse voluntariamente la cuota para elevar así su prestación por desempleo y su pensión, se encuentra Antonio Poyatos, dueño y único empleado de un taller de electromecánica en Granada, quien considera un “esfuerzo titánico” haber pagado 605 euros “para recibir ahora, tras 53 años de trabajo, una pensión de 1.340 euros y por ello reclama para los jóvenes “un mayor apoyo de la Administración y de la banca” y beneficios que considera básicos como que en los 15 días de vacaciones “que no cobramos nos bonifiquen la cuota ese mes”.
Otra de las reformas que exige a esta ley el 42,8% de los autónomos según este estudio, pasa porque puedan beneficiarse todos de la tarifa plana y no solo los que se incorporan por primera vez al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA). Una demanda que se justifica, según Javier Durán, profesor del máster de Dirección de Personas, de ESIC, “porque el nivel de ingresos del autónomo fluctúa en función de la temporada y del tipo de actividad, por lo que elegir acogerse a esta tarifa cuando los ingresos sean bajos es una opción interesante para el trabajador por cuenta propia”. Por el momento se ha conseguido ampliar de los seis meses a un año la bonificación de la tarifa de 50 euros en su primer tramo.
En este mismo marco de cotizaciones, mejorar la prestación por desempleo preocupa al 51,8% de los trabajadores por cuenta propia. Una medida en la cuerda floja para este colectivo que aporta el 18% de los ingresos de la Seguridad Social, y al que, sin embargo, le resulta casi imposible “cobrar el paro”. “De los 500.000 autónomos que cotizan, se la deniegan nada menos que al 50%, debido a unas condiciones leoninas y al sempiterno temor al fraude”, asegura Amor.
Powered by WPeMatico