Las exigencias del mercado de los servicios jurídicos y la alta competitividad del sector han convertido las habilidades comerciales en un factor cada vez más determinante a la hora de ser reclutado por un gran despacho. Tener un expediente académico brillante o un dominio del inglés son ya cualidades que se dan por sentadas para cualquier candidato que pretende trabajar en una firma legal de gran tamaño.
Y es que, aunque la puesta en práctica de las capacidades comerciales realmente se da en una etapa más avanzada de la carrera dentro del bufete, Antonio Moya, director de talento de Dentons, afirma que cuando seleccionan a un abogado, lo hacen pensando que se trata de un potencial socio de la firma, y por ello es importante detectar este tipo de habilidades en una fase temprana.
Como en todas las ramas de los servicios, también en el ámbito jurídico el cliente es el centro, por lo que conocer su sector de actividad para poder asesorarle sobre las nuevas tendencias y aportarle ideas para mejorar su negocio es otra de las funciones que actualmente tienen los abogados. Maite Uriarte, directora de Recursos Humanos (RR HH) de Gómez-Acebo & Pombo, señala que este es uno de los cambios más llamativos a la hora de contratar abogados en el despacho; «en la última década no solo se han buscado abogados expertos en su área de práctica, sino también profesionales con conocimiento específico sobre determinados sectores económicos», asegura.
Por tanto, para destacar en el proceso de selección dos cualidades que marcan la diferencia son la destreza comunicativa y los conocimientos de otros sectores. Aptitudes imprescindibles para conseguir no solo atraer al cliente, sino generar en él la confianza necesaria para mantenerlo.
Tanto es así que un abogado que se enfrenta a una entrevista de trabajo en un bufete tiene que estar al día de lo que sucede en la actualidad económica global y en el mundo del Derecho en particular. Es más, las necesidades del mercado repercuten directamente en los procesos de selección, ya que definen cuál es la formación requerida en cada momento. En relación con ello, las propias firmas legales destacan que no está de más que los candidatos cuenten con estudios en finanzas y economía que les proporcionen una visión empresarial del negocio jurídico.
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