El repunte del crédito al consumo, que empezó en 2013 para sustituir a las decaídas hipotecas, puede ser una solución peligrosa para los bancos. El Banco de España reconoce que el crecimiento de los préstamos al consumo «ha contribuido a la recuperación económica», aunque alerta de que «la ausencia de garantías en este tipo de préstamos, salvo en el caso de los que financian la adquisición de automóviles, eleva el riesgo al que se enfrentan las entidades».
El Banco de España propone como solución para evitar que se convierta en una nueva burbuja con morosidad futura que «las decisiones de los oferentes y los demandantes de fondos que subyacen al dinamismo del mercado de crédito al consumo se basen en unas expectativas prudentes sobre la capacidad de repago de esta deuda».
También alerta de que estos incrementos rápidos del crédito llevan asociados «algunos riesgos futuros para la estabilidad financiera y macroeconómica». Así lo expone en un artículo analítico publicado este lunes en su Informe trimestral de la economía española, titulado Evolución reciente del mercado de crédito al consumo en España, en el que indica que desde 2014 el saldo del crédito al consumo ha presentado una «recuperación sostenida», con unas tasas de crecimiento interanual que, a mediados de 2018, se situaban alrededor del 14%. Con ello, añade el Banco de España, el incremento acumulado desde finales de 2014 es del 47%.
El supervisor admite que el crecimiento de este negocio ha sido compatible con una pauta de desendeudamiento de los hogares y que los préstamos destinados a financiar el consumo siguen teniendo un peso reducido en la cartera de crédito de las entidades financieras. Las nuevas operaciones de crédito al consumo son las únicas que han vuelto a niveles de 2004. Con relación a ese año, el total de hipotecas financiadas ha caído 80 puntos y el resto de los créditos, 60, según se desprende de las gráficas publicadas en el artículo citado.
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