La producción de la economía española avanzó un 2,468% en el tercer trimestre del año en tasa interanual ajustada de efectos de calendario y precios, ligerísimamente menos que en el trimestre precedente. El dato confirma la desaceleración en la que está inmersa la economía en los últimos trimestres, ya que hace un año crecía el 3%.
Esta pequeña pérdida de pulso es imputable a un avance menos dinámico del consumo privado y de las exportaciones, y en parte a la inversión, según los datos avanzados por el Instituto de Estadística; el crecimiento intertrimestral fue de un 0,6%, frente al 0,56% del segundo trimestre del año. El empleo mantiene su vigor, con un incremento del número de ocupados a tiempo completo del 2,5% (450.000 nuevos ocupados, para llegar a 18,74 millones) y de un 3,3% en el número de asalariados (hasta 16,37 millones).
Pese a la pérdida de intensidad de los dos fundamentales componentes de la demanda interna, su aportación interanual al crecimiento de la economía fue de un 3%, que compensó sobradamente la aportación negativa de la actividad exterior, que se redujo a un 0,5%. Este pequeño alivio de la aportación negativa exterior es, en todo caso, más preocupante, porque es consecuencia de recortes muy severos en los avances tanto de la exportación como de la importación.
La exportación, que ha experimentado un salto cuantitativo muy fuerte en la actividad económica en los últimos años como consecuencia de la recomposición de la competitividad de las empresas, avanzó en el tercer trimestre del año a una tasa interanual del 0,4%, frente a valores superiores al 5% durante todos los trimestres de2018 y de entre el 2% y 3% en la primera mitad de este año. La importación reportó cierta compensación, por el menor dinamismo de la demanda interna, y creció un 2%, menos de la mitad que en la primera mitad del año.
Entre los componentes de la demanda interna el consumo avanza un 2,1% (antes un 2,2%), con similar fortaleza en el privado (2,1%) que en el público. Sin embargo, siguen patrones diferentes: mientras el privado pierde pulso, el público lo gana; de hecho, el año arrancó con un incremento del consumo privado superior al 3%. El avance individualizado efectivo crecía un 2,88% a principios del ejercicio y ahora lo hace al 2,01%. La inversión mantiene más vigor que el consumo y crece un 6,3% y acumula dos trimestres con avances superiores a los de todo el año pasado. La inversión en activos fijos materiales crece a tasas interanuales del 7,2%, pero la de bienes de equipo supera el 9,2%, con una notable aceleración sobre los valores de hace un año.
Una mirada al PIB desde el punto de vista de la oferta revela que el componente más dinámico es la construcción (crece un 7,2% en el año), seguido de los servicios (2,6%) y la industria, con un avance del 1,3% (1,6% la manufacturera, la mitad que el trimestre previo, víctima de la pérdida de intensidad de la exportación).
En cuanto al reparto de la riqueza generada, los salarios avanzaron bastante más que el excedente de explotación empresarial. La primera avanzó un 4,468% (la tasa más alta en los dos últimos años), mientras que el excedente lo hizo a tasas anuales del 2% (la más baja de los últimos dos años, salvo el segundo trimestre de este ejercicio). Tuvieron incrementos más generosos los impuestos, que crecieron un 5,3%. De la tarta de la riqueza nacional los salarios suponen ahora el 47,44%, y la renta empresarial el 41,6%, ganando terreno los primeros y cediendo la segunda.
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