El Gobierno de Italia ha dicho este martes que se niega a modificar sus presupuestos para 2019, a pesar de las reclamaciones de la Comisión Europea en este sentido, según ha confirmado el primer ministro del país transalpino, Matteo Salvini. Así, ha resaltado que Roma mantiene el objetivo del déficit en el 2,4% y la tasa de crecimiento en el 1,5%, al tiempo que ha anunciado el incremento de la venta de activos y del control de gastos.
«Estamos comprometidos con mantener el déficit del 2,4%», ha dicho el ministro de Trabajo de Italia, Luigi di Maio, quien ha recalcado que «no habrá cambios a los ingresos de los ciudadanos», según ha informado el diario italiano ‘Il Giornale’.
Horas antes, el ministro de Economía y Finanzas de Italia, Giovanni Tria, había asegurado que «la tasa de crecimiento no se negocia», en respuesta a las informaciones aparecidas en la prensa sobre la posibilidad de que el Gobierno retoque su proyección en el nuevo borrador de los presupuestos que Roma debe remitir a Bruselas.
«Las previsiones de crecimiento son, de hecho, el resultado de una evaluación exquisitamente técnica. Por esta razón, no pueden convertirse en objeto de negociación para nadie dentro o fuera del Gobierno», explicó. Roma debe hacer llegar este martes un nuevo borrador presupuestario a Bruselas, después de que el pasado 23 de octubre la Comisión Europea rechazase el plan original presentado por Italia, al constatar que incumple significativamente las reglas fiscales europeas.
Se trata de la primera vez que el Ejecutivo comunitario ha tumbado el plan presupuestario de un país de la eurozona desde que está vigente el Pacto de Estabilidad y Crecimiento al considerar que las cuentas italianas presentan un «riego particularmente grave de incumplimiento».
En este sentido, la canciller de Alemania, Angela Merkel, ha arremetido este mismo martes en el Parlamento Europeo contra el Gobierno Italiano, al que ha advertido de que acumular más deuda «pone en peligro la estabilidad de la eurozona» y ha recordado que una moneda común «sólo puede funcionar» si los países cumplen con todos sus «deberes».
«El que quiera resolver sus problemas acumulando más deuda o despreciando los derechos fundamentales pone en peligro la estabilidad de la eurozona. Porque la moneda común sólo puede funcionar si cada uno de los miembros de esta zona cumplen con sus deberes y asumen su responsabilidad», ha expresado.
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