La recuperación de la economía europea sigue cosiendo las heridas de la Gran Recesión tras años de crecimiento. A comienzos de 2016 la eurozona recuperó el nivel de PIB previo al shock derivado de la crisis. A finales de ese año, el número total de trabajadores empleados en los Diecinueve también se situó en zona previa a la quiebra de Lehman Brothers.
El dato anunciado este miércoles por Eurostat rompe una nueva barrera: en noviembre, la tasa de desempleo en los países del euro se situó en el 7,9%, la mejor cifra en más de una década, desde octubre de 2008. Los indicadores se mantuvieron estables en el conjunto de la Unión Europea, donde el paro se quedó en el 6,7%, su porcentaje más bajo desde que empezaron a publicarse datos mensuales en el año 2000.
Poco más de 13 millones de personas buscan empleo sin encontrarlo en los países de la eurozona según la agencia estadística europea. Son 90.000 menos que hace un mes y 1,13 millones menos que un año atrás. República Checa (1,9%), Alemania (3,3%) y Holanda (3,5%) son los alumnos aventajados. Tres Estados del Sur son los únicos que superan el 10% de desocupados, con Italia (10,9%), España (14,7%) y Grecia (18,9%) a la cola. La buena noticia es su progresión. Estos dos últimos países son, junto a Croacia, los que más han recortado su tasa de desempleo en el último año.
La economía comunitaria sigue muy lejos de alcanzar las cotas de mejora de su socio del otro lado del Atlántico. El paro en la eurozona supera en más del doble el de Estados Unidos en noviembre, cuando solo el 3,7% de trabajadores seguía sin tener acceso a un empleo en el mercado laboral norteamericano. Como se encargó de recordar semanas atrás el presidente del BCE, Mario Draghi, la actual expansión de la eurozona acumula 22 trimestres ininterrumpidos de crecimiento en los que el PIB ha avanzado un 10%, frente a los 37 trimestres de Estados Unidos en los que su economía ha crecido el doble.
La lección positiva de la Historia es que la media de los cinco grandes periodos de expansión de la zona euro desde 1975 fue de 31 trimestres y un 21% de crecimiento. Sin embargo, pese a haberse quitado de encima la patata caliente de los presupuestos italianos, la incertidumbre derivada del Brexit, las tensiones comerciales y la retirada de estímulos del BCE amenazan ese registro. El tercer trimestre el avance de la eurozona fue pírrico, del 0,2%, y Bert Colijn, analista del banco holandés ING se pregunta si a ese ritmo, carente de brío, puede Europa seguir creando empleo. «Tras un 2018 decepcionante para el crecimiento, las empresas parecen estar ajustando a la baja sus plantillas. Eso podría ralentizar la creación de empleo en los próximos meses y debilitar el consumo», advierte.
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