El principal aval que recibió ayer el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2019 del Gobierno de Pedro Sánchez lo obtuvo del presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), que prácticamente se limitó a subrayar su tono “neutral”. Durante un desayuno informativo organizado por Nueva Economía Fórum, José Luis Escrivá destacó su “parecido en términos de composición fiscal al de los años anteriores”. Escrivá, que señaló la necesidad de que se realicen esfuerzos adicionales para reducir el déficit, rehusó en todo caso valorar las estimaciones de gastos e ingresos tributarios de las cuentas.
Estos últimos, están llamados a crecer un 9,5% hasta los 227.356 millones, casi 20.000 millones más que los logrados a cierre de 2018 en un momento en que el Gobierno ha rebajado su previsión de crecimiento del 2,3% al 2,2% para este año. Una desaceleración que ayer se hizo patente en Alemania, que cerró 2018 con un alza del PIB del 1,7%, el peor dato del último lustro.
“Con tasas de crecimiento del PIB del 2,2% al 2,4%, es difícil el cumplimiento de los objetivos de recaudación”, aduce Rafael Doménech, responsable de Análisis Económico de BBVA Research, matizando en todo caso que se trata de una primera “valoración preliminar” a falta de conocer las modificaciones que puedan sufrir las cuentas en su tramitación parlamentaria. BBVA Research ya advirtió de que el Plan Presupuestario corría el riesgo de desviarse con más gastos y menos ingresos de los previstos sobre el papel, y Doménech ve “poco probable que se alcance el objetivo de déficit del 1,3%” comprometido con las cuentas tal y como están redactadas hoy.
Bajo su punto de vista, las políticas expansivas del Gobierno, con alzas de salarios y pensiones, han permitido que en el último trimestre de 2018 la economía creciera más de lo previsto, pero avisa de que esa inercia tiene un recorrido limitado y de que las medidas pueden pasar factura, especialmente combinadas con un incremento de los costes empresariales vía impuestos y cotizaciones, reduciendo el margen de maniobra de la política fiscal en el futuro.
“Si la economía baja un poco, no sé si conseguirán el total de ingresos previstos”, coincide en señalar Jesús Sanmartín, presidente del Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF). Sanmartín considera que los Presupuestos “han dejado todo demasiado fiado a forzar más ingresos porque incrementan mucho el gasto”, con lo que ve un “reto” conseguir rebajar el déficit hasta el umbral previsto.
“Claramente hay optimismo en los ingresos. Nosotros vemos posible un incremento del 4,5% al 4,7% de los ingresos no financieros, respecto al doble que marcan los Presupuestos en este momento”, aduce por su parte Raymond Torres, director de coyuntura y economía internacional de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas). Esta casa, agrega, además, está revisando a la baja la previsión de crecimiento de 2019 hasta el 2,1%, aún por debajo de la que espera el Gobierno, con lo que Torres asume que “no parece posible reducir el déficit hasta el 1,3%” con dichas cuentas en esta coyuntura.
De un lado, explica, cree que una parte importante de la recaudación se deja en manos del crecimiento económico en un exceso de confianza en el músculo real del PIB. De otra, expone, la reforma fiscal de Montero incluye importantes cambios en impuestos como Sociedades, donde se establece un novedoso tipo mínimo cuyo efecto está por comprobar, a la vez que introduce nuevas figuras fiscales, como los impuestos digitales (tasa Google) y a las transacciones financieras (Tobin), cuyo potencial recaudatorio nunca es fácil de anticipar. Su impresión es que el Ejecutivo ya trabaja con la idea de acabar aprobando su objetivo de déficit del 1,8%, si bien duda de que logre bajarlo del 2%.
Solo Analistas Financieros Internacionales (Afi), de entre los expertos consultados, asume que la previsión de ingresos del Gobierno es factible. Su experta en finanzas públicas, Carmen López, matiza que de los 19.476 millones de ingresos extra que prevén los Presupuestos, 5.000 millones están ya asegurados por el mes extra de IVA que se ingresa gracias al desfase que supuso el nuevo sistema automatizado SII; 5.654 millones responden a los cambios tributarios y solo 9.100 millones se fían a la recuperación económica. El problema asume, llegaría en 2020, ya que para 2019 se ha comprometido un importante gasto estructural que el año que viene dejará de tener como contrapartida los 5.000 millones extraordinarios del IVA.
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