Tal y como se esperaba, la primera ministra británica, Theresa May, sobrevivió a la moción de censura presentada por la oposición por un margen de 19 votos, 325 a 306, lo que le permite tomar algo de oxígeno de cara a las negociaciones que se esperan en los próximos días para intentar encontrar una salida al bloqueo actual.
Tras el resultado, prácticamente el esperado, May invitó a los líderes de los partidos políticos a reunirse con ella «desde esta misma noche» para acercar posturas sobre la posición del Brexit antes de la próxima jornada clave del lunes. En respuesta, el líder laborista, Jeremy Corbyn, pidió a la primera ministra garantizar antes de nada que «no permitirá que ocurra un Brexit duro». Los líderes de los otros principales partidos de la oposición se sumaron a su demanda.
Más sarcasmo tuvo el líder de los unionistas norirlandeses, que se jactó de que sus 10 votos fueron exactamente la diferencia entre la victoria y la derrota para May, y advirtió a la primera ministra de que no permitirá que la provincia sea tratada de forma diferente al resto del país.
Corbyn había pedido retirar la confianza al «Gobierno zombi» por su «fracaso» en el principal asunto de la legislatura y sus derrotas leyes presupuestarias la semana pasada. «Tradicionalmente, la derrota del Gobierno en un su programa y en los presupuestos supondría su dimisión inmediata», resumió. Además, se quejó de que May no le hubiera llamado para debatir el acuerdo del Brexit, pese a prometer «hablar con todos». La exministra de Trabajo laborista Yvette Cooper añadió que «May parece actuar como si hubiera perdido ayer por 30 votos, no por 230». Para Tom Watson, número dos del partido, Reino Unido «está ahora más dividido y atemorizado por el futuro que nunca antes» y «los ciudadanos sienten lástima por May».
La primera ministra respondió que «convocar elecciones ahora va en contra de los intereses nacionales» y solo crearía «más división y discordia». A continuación, atacó a Corbyn directamente: «Su liderazgo del Partido Laborista ha sido una traición a todo lo que defendía, a sus diputados y a millones de votantes laboristas decentes y patrióticos». «Lo que ha hecho a su partido es una desgracia, lo que haría al país sería una tragedia nacional», concluyó. Los otros partidos de la oposición -los Liberal-Demócratas y los nacionalistas escoceses- dedicaron casi tanto tiempo a atacar a May como a Corbyn.
El siguiente paso que se espera es una apertura de negociaciones para tratar de encontrar una solución que satisfaga a la mayoría del Parlamento. Según The Times, Corbyn estaría planteándose dar a sus diputados libertad de voto para apoyar cualquier vía que evitara un Brexit duro, y tanto May como el exministro del Brexit David Davis hicieron guiños a la posibilidad de permanecer en la unión aduanera, una de las principales demandas laboristas.
Aun así, Norman Lamont, ministro de Hacienda con Margaret Thatcher, advirtió de que «hasta 100 diputados» ‘tories’ podrían abandonar a May si decide llegar a un acuerdo con los laboristas para sacar adelante el acuerdo de salida. «Supondría destruir el Partido Conservador», advirtió en una entrevista a la BBC. Enfrente, otro exministro de Hacienda conservador, George Osborne (2010-2016), pidió dejar al Parlamento marcar el camino y advirtió del riesgo de que haya elecciones anticipadas. Los siguientes pasos de May pueden ser claves. Y no hay ningún límite a las mociones de censura que se pueden presentar.
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