Los inversores siguen confiando en España y eso tuvo un reflejo directo en la emisión sindicada a diez años. El Tesoro vendió 10.000 millones de euros en un bono con vencimiento en abril de 2029 y un cupón del 1,45%. El precio de la colocación fue de 65 puntos básicos sobre midswap (tipo de interés de referencia en el mercado interbancario libre de riesgo), equivalente a una rentabilidad del 1,462% frente al 1,33% en que cerró el bono de referencia a 10 años. El apetito despertado por el papel español permitió rebajar en cinco puntos básicos el precio con el que se inició la colocación.
Más destacado que el coste de emisión o el importe vendido lo fue la demanda registrada, que superó los 46.500 millones, por encima de los 43.000 millones registrados en la emisión sindicada de hace justo un año. Este récord traspasa fronteras, pues ya solo es la más alta lograda por el Tesoro, sino que se trata de la mayor de la historia conseguida por un emisor público en euros.
España pasó con nota la gran primera prueba de 2019 y pone de manifiesto cómo el cambio de Gobierno no está pasando factura al apetito de los inversores que se muestran optimistas con los fundamentales. La ministra de economía, Nadia Calviño, calificó de “excelente” la emisión y señaló que el resultado logrado “ratifica el mensaje que hemos venido recibiendo en estos últimos meses y que se ha mantenido e incluso incrementado en este inicio de 2019 de enorme interés por parte de inversores internacionales en nuestro país”.
Los inversores foráneos alcanzaron una participación del 81,6%. Significativa fue la demanda de los asiáticos a los que fue a parar el 11,8% de la emisión. La recuperación en 2018 del rating A- se ha convertido en la llave para que estos tomen posiciones en la deuda española. Los inversores franceses y alemanes se adjudicaron el 18,8% de la operación; los británicos e irlandeses, el 15%; alemanes, austriacos y suizos, el 10,5% mientras los procedentes de países nórdicos se hicieron con el 9,1%y los norteamericanos (EE UU y Canadá) se adjudicaron el 6,5%. En la emisión, coordinada por BBVA, Citi, Crédit Agricole, HSBC, JP Morgan y Société Générale, participaron 410 cuentas. Por tipología de inversor destacan los fondos de pensiones y aseguradoras (24,6%), seguido por tesorerías bancarias (23%), gestores de fondos (22,4%) y bancos centrales e instituciones oficiales (14,4%).
La emisión sindicada de España se suma a las efectuadas por otros soberanos europeos, especialmente los periféricos. La tranquilidad política de comienzos de 2019 está sirviendo a los estados para aprovechar la ventana de liquidez de inicio de año, un periodo marcado por el exceso de liquidez. La semana pasada fue el turno de Italia que vendió 10.000 millones en una subasta en la que la demanda alcanzó los 35.500 millones. Portugal hizo lo propio con una colocación de 4.000 millones en la que las órdenes y una demanda fue de seis veces la oferta. A estos países periféricos se sumaron Bélgica e Irlanda con demandas de 28.000 millones y 18.100, respectivamente. El fin de las compras del BCE pasa de puntillas en los mercados de la zona euro. Aunque Mario Draghi ha dejado de comprar deuda en el primario, continúa reinvirtiendo los vencimientos.
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