El Gobierno de Pedro Sánchez fía su continuidad a la tramitación del proyecto de Presupuestos Generales de 2019 que el Congreso de los Diputados comenzará a debatir hoy y votará mañana. A 48 horas de que se despeje la incógnita sobre los apoyos parlamentarios que conserva el Sánchez, cuyo grupo solo tiene 84 de los 350 diputados, el Ejecutivo elevó ayer la presión sobre los grupos independentistas catalanes para recabar su apoyo amenazándoles con adelantar las Elecciones Generales a esta primavera si sus cuentas no salen adelante.
“Si no se aprueban [los Presupuestos] el presidente tomará nota, obviamente, y hará uso de su facultad” de convocar elecciones “cuando corresponda”, avanzó ayer en una entrevista a TVE el secretario de Organización del PSOE y ministro de Fomento, José Luis Ábalos. Minutos después, fuentes del Ejecutivo filtraron a Efe que Sánchez baraja adelantar los comicios al domingo 14 de abril en el caso de que su proyecto presupuestario no logre si quiera ser tramitado en el Parlamento.
La ruptura de la negociación abierta entre el Ejecutivo y las fuerzas secesionistas catalanas, ante la exigencia de estas de incluir un referéndum de autodeterminación en la mesa de diálogo, ya llevó el pasado viernes a la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, a avanzar que no aprobar las cuentas “acortaría la legislatura”. La fecha del 14 de abril, en todo caso, supondría una convocatoria casi inmediata de elecciones de confirmarse un revés a los Presupuestos en la Cámara Baja este miércoles. En concreto, para cumplir con el margen de 54 días de plazo que fija la ley, Sánchez tendría que convocar las elecciones y disolver las Cortes el próximo martes, 19 de febrero.
Fuentes oficiales consideraban ayer que puede ser precipitado manejar semejante calendario. De hecho, Adriana Lastra, vicesecretaria general del PSOE y portavoz parlamentaria, afirmó que “ningún miembro de la dirección de los socialistas” ha planteado celebrar comicios el 14 de abril. Es más, otras fuentes apuntan a la posibilidad de aprovechar las urnas del 26 de mayo, cuando ya se celebran comicios locales, autonómicos y europeos, para celebrar un superdomingo electoral que incluya las generales. Sin embargo, los barones socialistas vienen oponiéndose a esta fórmula temerosos de que el voto de castigo al Ejecutivo central acabe perjudicando sus posibilidades en los gobiernos regionales, por lo que cualquiera de las fechas sobre la mesa tiene tantos apoyos como detractores.
De momento, lo que quedó claro es que el planteamiento del adelanto electoral para primavera es un ultimátum a los partidos independentistas PDeCAT y ERC. O votan a favor de las cuentas de un Gobierno que, con líneas rojas, está abierto al diálogo, o provocan un adelanto electoral que podría dar paso a un Ejecutivo de coalición entre PP, Ciudadanos y Vox, que el domingo reunieron a decenas de miles de manifestantes en Madrid en contra de las supuestas cesiones del Ejecutivo ante Cataluña.
La portavoz de ERC, Marta Vilalta, criticó el anuncio electoral de “presión” del Gobierno y le instó a retomar el diálogo si quiere su aval a los Presupuestos. “La gente no está en contra del diálogo y la democracia y desea una solución política a un conflicto que es político”, dijo, aseverando que la manifestación del domingo fracasó. El PDeCAT se pronunció en los mismos términos.
Ambas fuerzas podrían retirar hoy las enmiendas presentadas contra las cuentas como guiño al Gobierno dejando el signo de su voto al albur de una contrapartida. Sin embargo, el arranque hoy en el Tribunal Supremo del juicio contra los políticos catalanes presos por el procés promete complicar más el apoyo de los secesionistas al Ejecutivo. De momento, solo Podemos y PNV apoyan tramitar sus cuentas.
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